El ganador de la elección presidencial de México del 1 de julio, Enrique Peña Nieto del PRI, dijo este miércoles que espera una actitud constructiva de sus oponentes mientras se resuelve el proceso de impugnación para que se invaliden los comicios, presentado por la izquierda.

“Lo que legitima a un presidente es el voto de la ciudadanía”, dijo Peña Nieto en una conferencia de prensa. “Necesitamos una actitud constructiva, no obstructiva de los partidos para alcanzar los acuerdos que requiere el país para seguir avanzando”, añadió.

El candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que el martes tuvo un primer encuentro con el presidente Felipe Calderón, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), explicó que fue un encuentro preliminar informal en que ambos compartieron el interés de impulsar reformas estancadas por años en el Congreso.

“El interés de ambos está en ver hacia adelante para lograr una transición en armonía y en colaboración institucional”, manifestó.

Peña Nieto también dijo que respeta los anuncios de protestas contra el retorno del PRI, que gobernó México por más de 70 años.

“Seré respetuoso deseando que siempre se den dentro de la vía pacífica”, indicó en referencia al de sindicatos y organizaciones ciudadanas, de un plan de movilizaciones callejeras con decenas de manifestaciones que comenzarán el fin de semana y se extenderán hasta el 1 de diciembre cuando debe asumir el nuevo presidente.

El Tribunal Federal Electoral estudia una impugnación presentada el jueves por la coalición de izquierda cuyo candidato, Andrés Manuel López Obrador, pidió se invaliden los comicios por considerar que el PRI compró cinco millones de votos, rebasó el tope de gastos electorales y que la campaña no fue equitativa.

Ese tribunal debe anunciar el nombre del nuevo mandatario a comienzos de septiembre.

Este mismo miércoles, López Obrador tiene previsto dar a conocer un plan de acciones cívicas para respaldar la impugnación de los comicios.

Según el resultado oficial, López Obrador obtuvo 31,6% de los votos, unos 3,3 millones menos que Peña Nieto (38,2%).