El Patriarcado latino (católico) de Jerusalén saludó este lunes la inscripción de la Basílica de la Natividad de Belén en el Patrimonio mundial de la Unesco, pero pidió que se respete la autonomía de las Iglesias locales en la administración del santo lugar.

“El Patriarcado quiere destacar que Belén, antes de ser el primer sitio palestino inscrito en la lista de la Unesco, pertenecía ya al Patrimonio de la Humanidad, ya que 2.000 millones de cristianos veneran el lugar, así como 1.000 millones de musulmanes, que reconocen a Jesús como profeta”, indicó en un comunicado.

Situado en Cisjordania, “Belén forma parte de los Territorios Palestinos, por lo que para la Autoridad Palestina era un derecho e incluso un deber” el pedir la inscripción del templo en la lista de la Unesco, según el Patriarcado latino.

Éste saludó una decisión “muy positiva” por parte de la agencia de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura, y vio en ella una “victoria diplomática”.

Las Iglesias guardianas de los santos lugares –griega ortodoxa, latina y armenia– habían expresado sus reservas en cuanto a la candidatura de la Basílica de la Natividad, por temor a una “instrumentalización” del sitio.

“Existe un reglamento interno, el statu quo, que regula las relaciones entre las diferentes comunidades cristianas y sus derechos y deberes respecto al funcionamiento y mantenimiento de la Natividad. Es de desear que la Unesco y la Autoridad Palestina respeten esa particularidad y sólo intervengan en casos excepcionales”, apunta el Patriarcado latino.

El custodio católico en Tierra Santa, el franciscano Pierbattista Pizzaballa, precisó que las Iglesias recibieron la garantía escrita del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, de que conservarán su autonomía para gestionar la Basílica de la Natividad.

“Para las Iglesias, los santos lugares deben considerarse como tales, y ni la cultura ni la política local e internacional deben intervenir”, añadió el custodio.