La práctica de otorgar un nombre a los huracanes, desarrollada desde hace años, tiene como objetivo ayudar a un rápida identificación en los avisos preventivos y de alerta para la población. Sobre esto, y de acuerdo a la Organización Meteorológica Mundial (OMM), establecer nombres para los fenómenos atmosféricos es más fácil para los medios de comunicación a la hora de publicar noticias acerca de ellos.

En un inicio, se nombraba a las tormentas de forma arbitraria. Pero a mediados del siglo XIX, se decidió identificar a las tormentas con nombres de mujer.

Ya en 1979 comenzaron a incluirse también nombres de hombres a las tormentas del Pacífico Norte Oriental.

La unificación vendría cuando un año más tarde, cuando la Organización Meteorológica Mundial y el Servicio Meteorológico de Estados Unidos decidieron alternar nombres de hombres y mujeres para la identificación de tormentas.

Cada zona del planeta que sufre tormentas, ciclones o huracanes tiene su propia lista de nombres. Según lo indicó ABC.es, el sistema de nomenclaturas de la OMM asigna un nombre de mujer u hombre a los sistemas tropicales que van surgiendo cada año de acuerdo a listas preestablecidas, que determinan un nombre por cada letra del alfabeto.

En cuanto a esto, las únicas letras excluidas son Q, U, X, Y y Z puesto que se considera que no existen suficientes nombres que inicien con éstas en los tres idiomas que se usan para elaborar las listas: español, inglés y francés.

Finalmente, es importante destacar que la reutilización de nombres es imposible. De hecho, en abril la Organización Meteorológica Mundial decidió retirar el nombre de «Irene» por los graves daños causados y las muertes producidas en 2011.