Las fuerzas del régimen sirio mataron el jueves a cuatro estudiantes y detuvieron a 200 en la Universidad de Alepo (norte), segunda ciudad del país, pese a la presencia de los observadores de la ONU y al alto el fuego instaurado hace tres semanas.

Estos incidentes, que provocaron manifestaciones de solidaridad en varias universidades del país, podrían ser un vuelco en la movilización en Alepo, centro económico del norte del país donde la rebelión contra el régimen gana cada día terreno.

Al menos cuatro estudiantes murieron y otros 200 fueron detenidos el jueves en la madrugada en la ciudad universitaria de Alepo (norte), había informado antes el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

La Universidad de Alepo anunció en su portal en la red Internet la suspensión provisoria de sus clases.

“Queridos estudiantes, en vista de las circunstancias actuales, los cursos en las facultades de ciencias humanas serán suspendidos hasta los exámenes, y los de las facultades de ciencias aplicadas hasta el 13 de mayo”, indicó el portal.

El presidente del OSDH, Rami Abdel Rahmane, estimó que si “Alepo aún no se ha rebelado contra el régimen, la importancia de estos acontecimientos llevará a los habitantes a solidarizarse con los estudiantes”.

“Numerosos miembros de las fuerzas de seguridad penetraron en la ciudad universitaria durante la noche después de una manifestación de estudiantes reclamando la caída del régimen y dispararon” contra los estudiantes, afirmó a la AFP Mohammad al-Halabi, portavoz de los militantes en el terreno.

Veintiocho estudiantes resultaron heridos, entre ellos tres gravemente, y otros 200 fueron arrestados, precisó el OSDH.

Halabi indicó también que “las fuerzas de seguridad penetraron en horas de la mañana en los dormitorios, expulsando a los estudiantes, arrojando sus pertenencias e incendiando algunas habitaciones”.

De inmediato se llevaron a cabo manifestaciones de solidaridad con los estudiantes de Alepo en varias ciudades del país, especialmente en Damasco, en Deraa, cuna de la revuelta en el sur, y en Deir Ezzor (este), según militantes.

Las tropas mataron además a siete civiles, ente ellos un niño y una mujer, en la provincia de Idleb (noroeste), según el OSDH. Un civil, un soldado y un desertor perecieron en Homs (centro).

Estos nuevos brotes de violencia se sumaron a detenciones de militantes, entre ellos los dos hijos del eminente opositor Fayez Sara, y al asesinato, por desconocidos, del hijo de Alí Haidar, jefe alauita (confesión del clan Asad en el poder) de un partido pro-régimen, y a uno de sus amigos. No obstante, según militantes, el hijo de Haidar era un partidario de la rebelión.

El OSDH expresó igualmente su preocupación por la salud del opositor Mahmud Issa, un ex detenido político líder del Partido del Trabajo (partido comunista, prohibido en Siria), encarcelado desde hace un mes.