El puente Ñipas es el más legendario y extenso en la Región del Bío-Bío, con el gran mérito de haber resistido firme el severo movimiento de tres terremotos. Su construcción se inició el año 1923 respondiendo a una necesidad económica en la zona: que los comerciantes pudieran llegar con sus productos al paso del recién inaugurado ramal del ferrocarril Chillán-Dichato.

A pesar de seguir en pie y sin aparente daño estructural, reclama, a través de las autoridades de Ránquil y Portezuelo, una reparación de la carpeta de rodado que no resiste más reparaciones de baches.

“Efectivamente el puente de Ñipas no se encuentra en buenas condiciones producto de los tres grandes terremotos que ha tenido que soportar: el de 1939, de 1960 y de 2010. Pero el costo en su reposición es el gran impedimento para que la obra se pueda materializar”, señaló el alcalde de Portezuelo Modesto Sepúlveda.

El viaducto está ubicado en el límite de las comunas de Ránquil y Portezuelo, permitiendo el paso de cientos de vehículos diariamente. Tiene una extensión de casi 800 metros y cuenta con sólo una vía, pero con dos descansos intermedios que permiten ceder el paso cuando más de un auto ingresa al puente en sentido contrario.

Por la férrea firmeza, con la que ha logrado sortear reiterados movimientos sísmicos, los ediles interesados creen que de repararse al menos, el puente Ñipas podría ser declarado monumento nacional. Pero diversas gestiones intentan buscar una alternativa a la primera opción, además de la reconstrucción de la obra.

El alcalde de Portezuelo relató que la suma para volver a edificarlo asciende a los 20 mil millones de pesos, según un estudio de Vialidad. Monto que no sería asignado para esto debido a que no es prioritaria la reposición por parte de la dirección regional de vialidad. “El puente en sí no es tan caro, lo que encarece el proyecto son los accesos que hay que hacer en el sector de Ñipas principalmente”, dijo Sepúlveda.

El alcalde contó que hace cinco años se llevó a cabo un estudio que estuvo a cargo de la dirección regional de Vialidad, pero se trasformó en un proyecto detenido “porque no arrojaba la rentabilidad que exigen  las obras públicas. El tema es cómo se evalúa la inversión pública, se nos  dijo que el puente es demasiado caro para el flujo de vehículos que tiene, y va a tener que esperar. Distinto hubiera sido el trato si hubiera caído para el terremoto”, opinó Sepúlveda.

Guillermo Escares

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