El presidente estadounidense, Barack Obama, visitó este domingo la “frontera de la libertad” entre Corea del Sur y Corea del Norte, la víspera de una cumbre consagrada al tema nuclear y ensombrecida por el proyecto norcoreano de mandar un cohete al espacio.

Barack Obama debe asistir a una cumbre de 53 países sobre seguridad nuclear frente a la amenaza terrorista, pero las discusiones oficiosas deberían estar dominadas por la cuestión norcoreana.

El presidente Obama visitó la mañana del domingo la zona desmilitarizada (DMZ), una franja de 248 km que parte en dos la península coreana desde el final de la guerra de Corea (1950-1953).

Materializada por una zona tampón de 4 km de anchura entre ambos países, que no firmaron ningún tratado de paz, la última frontera de la Guerra Fría es una de las más vigiladas del mundo.

“El contraste entre Corea del Sur y Corea del Norte no puede ser más estridente, más evidente” que aquí, subrayó el presidente, que dijo estar “orgulloso” de sus tropas.

Detrás de un cristal blindado, Obama pudo observar los primeros kilómetros del territorio norcoreano con unos potentes prismáticos ópticos, antes de regresar a Seúl para reunirse con el presidente surcoreano, Lee Myung-bak.

Ambos estadistas debían ofrecer una conferencia de prensa al final del día. Obama tiene previsto entrevistarse durante la cumbre, el lunes y martes, con sus homólogos chino y ruso, Hu Jintao y Dimitri Medvedev.

China -única aliada de peso de Pyongyang- y Rusia participan desde 2003 en las negociaciones de los Seis (con Estados Unidos, Corea del Sur y Corea del Norte) destinadas a convencer al Norte de renunciar a su programa nuclear a cambio de una importante ayuda financiera y material. Dichas negociaciones se encuentran en punto muerto desde diciembre de 2008.