Cuba decretó receso y flexibilidad laboral en las provincias de Santiago de Cuba y la Habana del 26 al 28 de marzo, para que los trabajadores puedan asistir al recibimiento y misas del papa Benedicto XVI, informó este sábado la Gaceta Oficial.

Una resolución firmada por la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Margarita González, prevé que las administraciones de los centros laborales faciliten la participación organizada “de sus trabajadores en el recibimiento que el pueblo brindará al Sumo Pontífice en Santiago de Cuba, el lunes 26 de marzo y la despedida en La Habana, el miércoles 28″.

En ambos casos, “se les abona el salario básico correspondiente a la parte de la jornada de trabajo que se utilice a ese fin”.

También consigna que los centros de trabajo de La Habana y Santiago de Cuba “y en los municipios aledaños” a esas provincias “recesan sus actividades parte de la jornada del día en que el Papa oficie la misa en cada territorio, sin afectación al pago del salario básico que corresponde en cada caso”.

Benedicto XVI llegará a Santiago de Cuba procedente de México, el día 26 y será recibido por un cordón humano de 7,6 km desde el aeropuerto a la ciudad, 900km al sudeste de La Habana, donde oficiará una misa en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo.

Los organizadores prevén la participación de más de 100.000 personas en ese oficio religioso.

El 27 el Papa viajará por avión hasta La Habana, donde se tributará un recibimiento a lo largo de 17km, desde el aeropuerto hasta la Nunciatura Apostólica. Ese mismo día será recibido en el Palacio de la Revolución por el presidente Raúl Castro.

El 28 el Pontífice oficiará una misa en la Plaza de la Revolución José Martí, con capacidad para un millón de personas, para después emprender el regreso a Roma.

La Iglesia Católica en Cuba convocó para ese mismo día a una multitudinaria procesión a lo largo de más de 6km, la más larga realizada en décadas, desde la Catedral de La Habana a la Plaza de la Revolución.

Las procesiones católicas fueron suprimidas en Cuba en la década de los años 60 y restablecidas, junto al feriado de Navidad, después de la visita del Papa Juan Pablo II, en enero de 1998.

Las más largas que se realizan en La Habana son las del viernes de Semana Santa, de 1 km, y la del 8 de septiembre, el día de la Caridad, Patrona Nacional Católica, de unos 2km.