El presidente de Bolivia, Evo Morales, defenderá el lunes en Viena, ante la comisión de la ONU contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes, el ancestral mascado de coca en su país para mitigar el hambre o el cansancio, pero cuyas hojas sirven también para elaborar cocaína.

El gobernante busca con esa estrategia la readmisión de Bolivia a la Convención de Viena de 1961, que abandonó en 2011 con la idea de que fuera aceptado nuevamente este año pero con una reserva específica sobre el consumo de la coca, un ardid que según la oposición no le dará resultado.

La Convención obliga a los países firmantes a eliminar la práctica del mascado, pero Bolivia consideró en reiteradas oportunidades que esa exigencia es inatendible, pues la práctica es ancestral y muy arraigada en el país, especialmente en sectores indígenas, el 60% de su población.

La coca se utiliza en Bolivia con fines medicinales en tés para atenuar el mal de altura o contrarrestar dolores de cabeza o estomacales, para hacer ritos aymaras y adivinación o para el ‘acullico’ aymara o el ‘pijcheo’ quechua (masticado) para mitigar el hambre o el cansancio.

En el marco de su estrategia, Morales no descartó volver a masticar la hoja en Viena como lo hizo en 2010 en la ONU, en Nueva York. “Siempre ‘pijchamos’ (mascamos) en todas partes, es normal”, respondió a consultas de periodistas.