Un grupo de médicos e ingenieros está diseñando en Canadá un programa de estimulación sensorial con el fin de recrear un mundo virtual para tratar, algún día, a niños que sufren de diferentes traumas y enfermedades utilizando coloridos avatares.
La estimulación sensorial podría utilizarse para hacer creer a una víctima de quemaduras que se encuentra en el interior de un bloque de hielo. Las imágenes tridimensionales de la casa de un niño podrían hacerle olvidar que, en realidad, se encuentra en el hospital.
“Podríamos tomar a un niño sufriendo de quemaduras y ponerlo en un ambiente polar, cruzar el umbral de la realidad para calmar su dolor”, dice Patrick Dube, quien dirige el equipo de médicos del hospital Sainte Justine de Montreal y de ingenieros de programación de software de la Sociedad de Arte y Tecnología (Society for Arts and Technology).
“Sabemos que las ilusiones cognitivas tienen un efecto en la percepción del dolor”, afirma Dube.
En el Satosphere, una bóveda de 18 metros de ancho originalmente diseñada para proporcionar a los espectadores una visión de 360 grados de proyecciones artísticas, el equipo ha puesto en marcha una sala de hospital, “un laboratorio vivo”, para probar nuevas formas de tratamiento.
La bóveda, anunciada por la presidenta del Satosphere, Monique Savoie, como “el cine del siglo XXI”, es un descendiente del teatro Circle-Vision que se presentó en el Pabellón Bell de la Exposición Universal de Montreal de 1967.
“Podemos, a través de múltiples proyectores, crear entornos de inmersión que integran no sólo los muros, sino también los muebles de la habitación”, constata Dube.
Otra herramienta utilizada por los doctores hará que los artilugios médicos tomen la forma de juguetes fantásticos y no amenazantes.
Los niños podrán, en teoría, familiarizarse con instrumentos médicos que dan miedo, como las jeringillas, calmando los miedos comunes sobre los tratamientos y pruebas médicas.
En las manos de una pequeña niña, una jeringuilla se transforma en un libro con forma de cohete. “Ya no tengo miedo a las inyecciones”, dice Maxime, de 11 años, la hija de uno de los investigadores.
Los científicos también están diseñando avatares que podrían facilitar la comunicación de enfermeros y doctores con niños traumatizados por una enfermedad o accidente, para quienes podría ser incómodo hablar del tema con un adulto.
Las marionetas de alta tecnología podrían ser muy útiles a la hora de crear un ambiente de confianza para un niño o para ayudarle a volver a socializar. La persona controlando el avatar desde otra habitación podría pedir al niño que imitara sus movimientos como parte de la rehabilitación física.
El objetivo último es aplicar la tecnología para ayudar a los niños a “superar sus miedos y descubrir cosas sobre ellos mismos”, afirma Patricia Garel, jefa del departamento de psiquiatría del hospital Sainte Justine.
“Hay un gran potencial en nuestra disciplina, pero todavía estamos en un estado exploratorio”.
Se sabe que la comunicación virtual y los videojuegos tienen a veces un impacto negativo en la sociabilidad de los niños, particularmente los más frágiles emotivamente, que pueden encerrarse en sí mismos.
Pero Garel insiste en que, si las herramientas se utilizan adecuadamente, podrían ayudar a ayudar a niños traumatizados a abrirse una senda hacia la vida normal.