El gobierno de Pakistán acusó a la OTAN de haber matado 26 soldados paquistaníes el sábado cerca de la frontera con Afganistán, en el peor episodio de este tipo en 10 años y que provocó una nueva crisis entre Islamabad y sus aliados occidentales.

En represalia, el gobierno de Pakistán ordenó de inmediato el bloqueo de todos los convoyes de reaprovisionamiento de la OTAN en Afganistán que transitan por territorio paquistaní.

El ataque de la OTAN ocurrió en la madrugada en una zona tribal en la frontera entre Pakistán y Afganistán, un tradicional bastión de talibanes y de la red Al Qaida, que realizan constantes ataques contra tropas de la OTAN en territorio afgano.

El gobernador de la provincia de Khyber Pakhtunkha, Masud Kausar, dijo que los ataques con helicópteros mataron 26 soldados y dejaron 14 heridos. “Saludamos a nuestros mártires”, dijo el funcionario a la prensa.

El primer ministro Yusuf Raza Gilani protestó “en los más enérgicos términos” ante la OTAN y Estados Unidos, país que dirige la coalición internacional en Afganistán, y se reunió de emergencia en Islamabad con el presidente Asif Ali Zardari y jefes de las Fuerzas Armadas.

Fuentes de las Fuerzas Armadas paquistaníes afirmaron que el ataque de la OTAN había sido “deliberado”.

En Kabul, la fuerza internacional de la OTAN en Afganistán (ISAF) confirmó que un “incidente había ocurrido”, y aseguró que realizaría una “investigación profunda” ya que soldados paquistaníes “podrían haber sido muertos o heridos”.

De acuerdo con Islamabad, helicópteros de la OTAN bombardearon en la madrugada un puesto militar paquistaní en Baizai, en el distrito tribal de Khyer, en la frontera con Afganistán. Inicialmente, fuentes de la inteligencia paquistaní dijeron que los muertos serían entre 23 y 25 soldados.

Poco más tarde, Pakistán ordenó el bloqueo de los convoyes de abastecimiento de la OTAN en Afganistán que pasan por su territorio.

Una caravana de camiones que se encontraba a punto de cruzar la frontera en Khyber “ha sido reenviada a Peshawar”, principal ciudad del nordeste del país, dijo Muthair Hussain, responsable por la administración de Khyber, por donde pasan las cargas de provisiones de la OTAN.

En los últimos años, Pakistán denunció reiteradamente la violación del espacio aéreo nacional por parte de la ISAF. La última crisis había estallado en septiembre pasado, cuando Islamabad había acusado a la fuerza internacional de matar dos soldados paquistaníes.

Ya en esa oportunidad Islamabad ordenó el bloqueo de los convoyes de provisiones de la OTAN. La frontera quedó cerrada durante dos semanas, y solamente fue reabierta después que el gobierno de Estados Unidos pidió disculpas formalmente.

La gran mayoría de las provisiones de la OTAN en Afganistán llega por barco hasta Karachi, puerto del sur de Pakistán, y luego transita por ruta a través de Peshawar y el paso de Khyber, o a través de Quetta y la ciudad fronteriza de Chaman.

Las zonas tribales del nordeste de Pakistán son un bastión de los talibanes y el principal santuario de Al Qaida. Estados Unidos, que proporciona dos tercios de las tropas de la OTAN en Afganistán, bombardea regularmente esas zonas con aviones no tripulados.

Islamabad protesta apenas tibiamente por esos bombardeos que matan a combatientes talibanes o de Al Qaida, pero también reclama con energía cuando esos ataques hacen víctimas entre la población civil.

Estados Unidos acusa regularmente a Pakistán de hacer un juego doble y de sostener clandestinamente a rebeldes talibanes para defender sus intereses estratégicos en Afganistán, de donde la OTAN pretende retirar la totalidad de sus tropas antes de fines de 2014.

Las relaciones entre los dos países se deterioraron seriamente después que un comando estadounidense invadió el espacio aéreo paquistaní y mató al entonces líder de Al Qaida, Osama Bin Laden, en la ciudad de Abbottabad, en el norte de Pakistán, en mayo pasado.