Al menos 13 civiles murieron el martes en nuevas violencias en Somalia, tres de ellos en un bombardeo aéreo en el sur del país, y al menos diez en la explosión de una bomba en la capital, Mogadiscio.

Dos aviones bombardearon el martes una localidad al sur del país en una zona controlada por los insurgentes shebab, no lejos de la frontera con Kenia, dejando al menos tres muertos, informaron a la AFP jefes comunitarios locales.

La víspera, varios aviones largaron varias bombas en el poblado somalí de Yaqle, situado en la línea fronteriza entre Kenia y Somalia.

“Dos aviones de caza bombardearon el poblado de Yaqle. Tres civiles resultaron muertos y varios más heridos”, declaró por teléfono a la AFP un habitante de El Wak, Moalim Abdulahi Mumin.

“Los aviones largaron varias bombas y una de ellas dio en una vertiente de donde los nómades sacan agua para su ganado (…) La mayoría de las víctimas son civiles”, agregó.

Un responsable shebab en esta región de Gedo, jeque Ibrahim Mohamed, indicó haber escuchado hablar de esos bombardeos, sin estar en condiciones de dar otras precisiones.

Kenia, cuyas tropas ingresaron en Somalia a mediados de octubre para combatir contra los insurgentes shebab, ha efectuado varias incursiones aéreas en el sur de Somalia.

El domingo, la aviación keniana había bombardeado campamentos de entrenamiento shebab en la región vecina de Bas Juba.

Los shebab, afines a Al Qaida, controlan la mayor parte del sur y el centro de Somalia.

Este mismo martes, al menos 10 civiles murieron por la explosión de una bomba en Mogadiscio, indicaron fuentes policiales.

“Hubo una fuerte explosión (…) Era una bomba al borde de la carretera, tenemos más de 10 personas muertas (…) todos son civiles”, dijo un policía, Abid Omar.

Desde la retirada de los insurgentes islamistas shebab de la mayoría de sus posiciones en Mogadiscio, en agosto pasado, la capital somalí es frecuentemente objetivo de ataques sorpresa.

Los shebab, ahora sometidos a presión en otro frente contra el ejército keniano en el sur de Somalia, habían afirmado que su retirada de la capital era táctica.

Desde entonces llevan a cabo una política de hostigamiento contra las tropas del gobierno de transición somalí, y la fuerza de la Unión Africana (Amisom) que lo apoya.

Somalia, un país sin ley ni gobierno efectivo, está sumido desde 1991 en una serie de episodios de enfrentamientos civiles, lo que permite el florecimiento de la piratería, las milicias armadas y los rebeldes extremistas.