El jefe de gobierno italiano saliente Silvio Berlusconi retiró el martes sus efectos personales de su oficina en el palacio presidencial, Palacio Chigi, entre ellos un jarrón chino, una espada de Kazajistán y tres fotos, indicó este miércoles el diario La Repubblica.

El precioso jarrón, de la dinastía Ming, fue un regalo de una delegación oficial china, mientras la espada le fue donada personalmente por el presidente de Kazajistán, Noursoultan Nazarbaïev, sostiene el rotativo.

Al recibir el jarrón, Berlusconi se divirtió a fingir que estaba por caer, lo que sorprendió a sus interlocutores, cuenta La Repubblica.

Según el mismo diario, Berlusconi comentó que las flores de la decoración “eran muy bellas, pero que la próxima vez prefería que estuviera adornado con escenas del Kamasutra”, si bien el célebre texto hindú que trata sobre el comportamiento sexual del hombre no tiene nada que ver con China.

Las tres fotografías que empaquetó en cambio son aquellas que lo retratan con los dos últimos papas, Juan Pablo II y Benedicto XVI y con el ex presidente estadounidense, George Bush, a quien considera un verdadero amigo.

El diario recuerda que a Berlusconi nunca le gustó Palacio Chigi, y que prefería recibir a ministros y amigos en su residencia privada, Palacio Grazioli, a pocos metros de distancia,

Cuando en el 2008 entró a la sede de gobierno tras vencer las legislativas, su primer comentario fue: “Este lugar huele mal”, sostiene la publicación.

Decidió por lo tanto decorarlo a su gusto, suscitando polémicas, ya que pidió obras de arte de importantes museos e incluso añadió el pene a una antigua estatua de mármol de Marte y un brazo a una Venus, lo que fue criticado por varios expertos y arqueólogos.

Silvio Berlusconi renunció oficialmente el sábado en medio de los abucheos de la muchedumbre, que festejó su salida, exigida por los mercados y la Unión Europea frente a la inercia con la que manejó la crisis económica.

Il Cavaliere Berlusconi, como suele ser llamado el multimillonario político que protagonizó por casi dos décadas la vida política de la península, no ha perdido su voluntad de seguir batallando y advirtió el domingo que espera “volver a gobernar”.