Una mujer murió y nueve personas fueron heridas el lunes al derrumbarse varias viviendas a raíz de una explosión que en principio vecinos atribuyeron a un objeto caído del cielo, pero los peritos apuntan a un escape de gas, a unos 30 km al sudoeste de Buenos Aires.

El misterio que rodeó la explosión, ocurrida la madrugada del lunes, hizo crecer versiones sobre la caída de un meteorito o de restos de chatarra espacial, pero con el correr de las horas las pericias fueron alejando esas hipótesis.

“Se retiraron del lugar un tubo de gas de 45 kilos, parte de cañería y un horno pizzero que quedó destruído”, informó Guillermo Pérez, jefe del Cuartel Central de Bomberos de Esteban Echeverría, una localidad de la provincia de Buenos Aires de 270.000 habitantes.

El material incautado quedó en poder de la Policía Federal para realizar los peritajes correspondientes.

“Los vecinos hablan de un objeto caído del cielo. Pero no es serio aventurar nada”, había dicho más temprano a la televisión el jefe de los bomberos, quienes fueron los primeros en arribar al lugar.

La hipótesis del meteorito cobró fuerza luego que un joven comenzó a difundir una fotografía de una esfera incandescente que caía del cielo y que aseguró había tomado en el lugar.

Sin embargo, el muchacho terminó detenido en una comisaría por supuesto falso testimonio, según el alcalde de Esteban Echeverría, Fernando Gray.

Los canales de noticias se encargaron de mantener la noticia viva todo el día con el argumento del enigma.

“La caída de un meteorito es una hipótesis, pero esto es un misterio. No hay reportes de antecedentes de este tipo”, dijo Mariano Ribas, coordinador de Astronomía del Planetario de Buenos Aires.

La Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) salió al cruce de estas veriones en un comunicado que difundió en horas de la noche y en el que aseguró que la reciente caída de un satélite de la NASA “no ha comprendido el territorio de la República Argentina”.

Dicho satélite estadounidense, del tamaño de un microbús y de 6,3 toneladas de peso, ingresó a la atmósfera la madrugada del sábado y se hundió en el Pacífico, según la agencia espacial estadounidense.

En la zona del estallido, al menos cuatro automóviles fueron aplastados por la mampostería de las viviendas que quedaron en ruinas como en un escenario de guerra, mientras que la onda expansiva rompió ventanales de los alrededores.