La escuela “Imágenes del pueblo” inicia a la fotografía a los niños de una favela de Rio de Janeiro, con el objetivo de que desarrollen “otra mirada” sobre el día a día de su comunidad, lejos de las imágenes estereotipadas de violencia y pobreza difundidas en la prensa.

Latas de conserva en mano, una decena de niños salen corriendo de una escuela. Un perro les persigue y les hace gritar de miedo, pero uno de ellos se para en seco y planta su lata metálica en el piso, al sol.

“¡Ya tomé mi foto!”, exclama Jonathan, de 12 años, recogiendo su cámara estenopeica, un aparato fotográfico muy simple, sin lente, cuyo objetivo es un minúsculo agujero perforado en una placa metálica, que deja entrar la luz. Fue fabricado por él mismo en esta primera escuela de fotografía gratuita en las favelas de Brasil.

“Pusimos en la caja papel fotográfico que debe reaccionar a la luz. No hay necesidad de enfoque ni de diafragma”, explica con orgullo a la AFP.

La lección del día de hoy es el “autorretrato”, y sus compañeros de clase posan frente a su aparato artesanal, bajo la mirada atenta de su profesora, Tatiana Altberg.

“Es un aparato fácil de fabricar y no es caro, es accesible a todo el mundo”, declara Tatiana, a la cabeza desde 2005 del “Proyecto Pin-hole”. Financiado por TV Globo y el gobierno de Rio. El programa está dirigido a niños y jóvenes de 8 a 16 años, escolarizados.

“Tienen dificultades para concentrarse. Sólo piensan en la computadora. La foto artesanal es un contrapunto a la técnica desenfrenada de la foto digital”, explica.

En efecto, los alumnos deben tomar una sola foto cada vez, y aprender a ser pacientes.

“Descubren otro tiempo que no es el de la foto inmediata. Están encantados por esta otra noción del tiempo, que se opone al mundo rápido en el que vivimos”, subraya Tatiana.

La escuela fue montada hace siete años por una ONG en la favela “Da maré”, situada cerca del aeropuerto internacional, una de las más peligrosas de la ciudad.

Fagner França, de 20 años, que siempre vivió en la favela, siguió los cursos de Tatiana y hoy en día es su ayudante en las clases.

“Esto valoriza a los niños, porque la gente piensa que cuando vienes de una favela, eres un traficante de droga. Queremos permitir a los niños entrar en contacto con la fotografía, que es un arte, una forma de expresión”, dijo.

“Quiero mostrar la mirada del que siempre vivió en la favela. Es muy diferente de las fotos estereotipadas de los periódicos que muestran lo que la gente quiere ver: pobreza y violencia”, subraya Fagner.

Luego de este curso de 10 meses, los jóvenes tendrán una introducción a la digitalización de imágenes, escanearán fotos y aprenderán historia y técnicas de la fotografía.

Desde 2004, 200 alumnos han sido formados en esta escuela y 40 siguen trabajando en el sector.

Fundada por Joao Roberto Ripper, un célebre fotógrafo ligado a grupos de defensa de los derechos humanos, la escuela es también una agencia de fotos. Posee un banco de imágenes de 8.000 fotos, de las cuales 3.000 en línea (www.imagensdopovo.org.br).

La escuela refleja otra realidad de estos barrios pobres.

“La gente de la favela no se reconoce en las imágenes difundidas por la prensa. (Los fotógrafos que formamos) van a contracorriente de esta imagen”, explica un ex alumno, Francisco Valdean, de 30 años, que está a cargo del banco de imágenes.

“En el mercado de la foto, vendemos bien nuestras imágenes, pero nuestros fotógrafos aún no tienen un nivel cultural suficientemente bueno”, lamenta Joana Mazza, responsable de la agencia de fotos, que se queja de la falta de auspiciantes.

“Nadie quiere formar fotógrafos que piensen. Ellos (los industriales) quieren obreros, costureros de la favela. Como somos una escuela de excelencia, no nos quieren apadrinar”, suspira.