A un 16 meses del terremoto, Marisol Briones, pobladora de Chiguayante, es el claro ejemplo de una reconstrucción lenta, burocrática y poco efectiva. Su vivienda quedó dañada, se llueve y humedece; los integrantes de su familia están cansados de tocar puertas que simplemente no se abren.

La mujer, viuda con 6 hijos, vive con 3 de ellos y su pequeño nieto de 2 meses de vida. Asegura haber visitado en múltiples ocasiones el municipio de Chiguayante, tener su certificado de inhabitabilidad y más aún también registrar su caso en Serviu.

Desconoce porqué no ha podido obtener una mediagua, mientras recibe una casa nueva. Aunque tampoco sabe si es sujeto de subsidio, porque ningún organismo le entrega una respuesta clara.

Actualmente el Serviu, alertado por La Radio, analiza su situación. Consultado por casos en particular, el Seremi de Vivienda, Rodrigo Saavedra, afirmó que el primer ente que debe ir en ayuda de los damnificados es el municipio respectivo.

3.600 son los damnificados en la comuna de Chiguayante. Según cifras del Minvu, las obras de reconstrucción en la comuna tienen un 61% de avance, claramente Marisol Briones está lejos de ser parte de estos fríos números.