Dos personas murieron y 12 resultaron heridas este viernes en un intento de campesinos de ocupar por la fuerza el aeropuerto de Juliaca (sureste de Perú), durante una protesta antiminera que fue repelida por la policía, informó a la AFP una fuente hospitalaria.

“Las víctimas recibieron heridas de bala en la cabeza y son un manifestante y un vecino que observaba los incidentes”, dijo el médico Percy Casaperalta, del hospital de Juliaca, en la región Puno.

Los manifestantes, estimados en más de un millar, fueron rechazados por más de un centenar de agentes antimotines apostados en la terminal aérea de Juliaca, unos 1.300 km al sureste de Lima, cerca de la frontera con Bolivia.

Parte de los manifestantes habían logrado romper las barreras de seguridad e ingresar al aeropuerto con el objetivo de ocupar la pista de aterrizaje e interrumpir el tráfico aéreo, mientras otros grupos quemaron los pastizales alrededor del aeropuerto, comprobó la AFP.

Los incidentes obligaron a las autoridades aeroportuarias a cancelar la salida y llegada de vuelos y se produjeron en el segundo día de un paro de 48 horas en Juliaca, decretado por gremios sindicales y campesinos.

Las actividades en Juliaca -ciudad de 220.000 habitantes- se encuentran paralizadas, sin clases escolares, sin transporte, con los mercados cerrados y con el bloqueo de una carretera que conecta con el vecino departamento de Cuzco.

Un ambiente de tensión se vive en Juliaca con manifestantes que realizan marchas por la ciudad y grupos de huelguistas que se mantienen en las cercanías del aeropuerto, según reportes policiales.

Los incidentes de este viernes se dan en el marco de protestas contra la minería en esa región surandina peruana, que se iniciaron en mayo y que tuvieron una tregua de una semana a comienzo de junio para permitir la elección presidencial.

El máximo dirigente de la protesta, Walter Aduviri, se encuentra en Lima en diálogo con autoridades del gobierno, pero hasta el momento no se llega a una solución del conflicto.

Los manifestantes reclaman el cese de toda actividad minera en esa región de mayoría aymara y una de las más pobres del país.

La protesta se inició en la frontera con Bolivia, que sigue bloqueada por campesinos que pidieron el retiro de la empresa minera Santa Ana, de capitales canadienses, y de todas las concesiones mineras y petroleras en defensa de sus actividades agrícolas y ganaderas.

Tras un bloqueo a comienzo de junio a la turística ciudad de Puno, esta semana el conflicto se extendió a las provincias de Azángaro, Melgar y ahora a la ciudad de Juliaca.