El estado de forma de las hermanas estadounidenses Serena y Venus Williams, de regreso al circuito tras un tiempo apartadas de la competición, es la gran incógnita del torneo femenino de tenis de Wimbledon, que comienza este lunes en Londres.

Las dos volvieron a la competición esta semana en Eastbourne, Serena tras una lesión en el pie y luego una embolia pulmonar, y Venus tras recuperarse de un desgarro abdominal. La primera no juega desde la final ganada en 2010 en Wimbledon y la segunda desde enero, desde el Abierto de Australia.

Ninguna de las dos llegó muy lejos en Eastbourne, pero su actuación, teniendo en cuenta su largo tiempo de inactividad, ya sirvió para asustar a sus rivales, conscientes además de los buenísimos resultados que han conseguido en el pasado en el ‘jardín’ de Londres.

Serena estuvo a punto de ganar a la número tres mundial, la rusa Vera Zvonareva, a la que había derrotado en la final de Wimbledon-2010, para conquistar su decimotercer título del Grand Slam.

Por su parte, su hermana mayor llegó a los cuartos de Eastbourne, donde cayó en tres sets ante la eslovaca Daniela Hantuchova, después de haber eliminado a la alemana Andrea Petkovic (11ª del mundo) y a la ex número uno mundial serbia Ana Ivanovic.

El sorteo situó a las hermanas Williams en partes diferentes del cuadro, por lo que no es descartable una quinta familiar familiar entre ambas, que entre las dos han ganando nueve de las once últimas edición del único torneo del Grand Slam que se disputa sobre hierba (4 para Serena, 5 para Venus).

Gracias al sistema particular que utilizan los organizadores ingleses, que atribuyen los cabezas de serie en función de la clasificación mundial, pero también de los resultados pasados sobre hierba, Serena y Venus parten como 7ª y 23ª favoritas respectivamente, aunque ocupan los puestos 26º y 33º en la WTA.

Eso les da cierta protección, evitando que se enfrenten a otras grandes favoritas en las primeras rondas, pero en octavos Serena podría verse ya con la francesa Marion Bartoli, campeona el sábado en Eastbourne, y Venus podría medirse a Zvonareva.

Casi eclipsadas por las Williams, otras jugadoras también llegan a Londres con la etiqueta de favoritas, con la presencia de las principales jugadoras del circuito, salvo la belga Kim Clijsters, baja por una lesión de tobillo.

La china Li Na, reciente campeona de Roland Garros, forma parte oficialmente de la lista de aspirantes, como la número uno mundial, la danesa Caroline Wozniacki, que continúa en busca de su primer título del Grand Slam, su gran asignatura pendiente.

Otra de las jugadoras que parece bien situada es la rusa Maria Sharapova, que nunca ha alcanzado la final en la hierba inglesa desde su victoria en 2004, cuando tenía apenas 17 años.

Con la confianza reforzada tras llegar a las semifinales en Roland Garros, la rusa, quinta del ránking WTA, puede ser especialmente peligrosa, en una superficie que se ajusta mucho mejor a su juego que la lentitud de la tierra batida de París.