Un estudio publicado por la revista Pnas asegura que la predisposición de ciertas aves a involucrarse sexualmente con más de un individuo, tiene relación con una serie de genes transmitibles de generación en generación.

En la investigación realizada por el departamento de genética evolutiva del Max Plan Institute de Berlín, se examinó la conducta del Diamante Mandarín, un pájaro usualmente monógamo.

Es así como se analizaron 1.554 ejemplares que fueron sometidos a exámenes de ADN por 5 generaciones. Además, se tomó la precaución de cambiar los huevos de nido, para descartar que las aves imiten las acciones de sus padres, a medida que crecen.

Según ABC, tras esto se observó que los hijos de padres “promiscuos” mostraron una conducta similar a la de sus progenitores, confirmándose que existía una conexión genética.

“Este estudio ratifica que los hijos de los padres que tienden a ser promiscuos tienen el doble de probabilidad de serlo también”, señaló Wolfgang Forstmeier, de Max Plan Institute.

Por otro lado, el estudio estableció que el “gen de la infidelidad” se hereda específicamente del padre y que las hembras infieles suelen tener hijos de sus parejas esporádicas.

Con respecto a las personas, los investigadores señalan que a pesar de los aspectos bioquímicos de la atracción humana (como la sensibilidad a la dopamina, aparentemente heredable y vinculada a la promiscuidad), los resultados de este sondeo no se pueden extrapolar a nuestra realidad, según consigna Discover Magazine.