El jurado del 64º Festival de Cannes empezó a deliberar el sábado tras haber visto la última de las 20 películas que aspiran a la Palma de Oro, la historia de una aldea musulmana en Marruecos donde las mujeres declaran una huelga de sexo para obtener agua.
“La source des femmes” (La Fuente de las mujeres), del cineasta francés de origen rumano Radu Mihaileanu, se estrenó el último día del certamen de la mayor cita del cine mundial, suscitando aplausos entre la prensa acreditada pero también burlas de algunos críticos que la hallaron “cursi”.
Mihaileanu decidió filmar “La Fuente de las mujeres” -donde aborda el problema del machismo, del islamismo radical, de las dificultades de la mujer para acceder a la educación, sobre su sumisión al hombre- tras leer un reportaje en un diario francés, Libération.
“Me pareció una increíble historia sobre la falta de agua, y sobre lo que las mujeres están dispuestas a hacer para obtenerla”, dijo el cineasta rumano en una conferencia de prensa tras la proyección de su filme.
“Quería contar su historia, que es una historia de nuestros tiempos, marcados por el cambio climático, las sequías, la desertificación. Es una historia específica de un suceso en una aldea del norte de Africa”, agregó.
“Pero es una historia universal, sobre la falta de educación, sobre la falta de acceso a la educación, que podría suceder en cualquier país del tercer mundo”, dijo.
El realizador rumano confesó que había sentido que no tenía derecho a hacer esta película. “Porque es una historia de mujeres, y yo soy hombre, y porque quería que fuera hablada en árabe, y yo no hablo árabe”, explicó.
Buscó una realizadora árabe, pero al no hallarla, se decidió a ponerse él en la silla del director.
“Fue después de eso que decidí contar yo la historia. Pasé mucho tiempo en una aldea de la montaña, en Warielt, a una hora al sur de Marrakech”, añadió.
“Estaba claro que la película tenía que ser hablada en árabe, para ser auténtica. Quería mostrar la vida en la aldea, la cotidianidad de estas mujeres, llenas de luz. Quería que respirara realidad”, dijo.
Una de las actrices, Leila Bekhti, estimó que “la película es un himno al amor, un llamado a escuchar a las otras personas que nos rodean. No es sobre la guerra contra los hombres”.
Interrogado acerca de las revoluciones que han agitado recientemente esa región del mundo, el realizador recalcó que ve a las mujeres como “generadoras del cambio, de la apertura democrática, de conquistas en la educación”.
“Creo que en la revolución en las calles de Túnez han participado muchas mujeres, las mujeres se están moviendo en la buena dirección”, afirmó el cineasta, que en su filme da una visión del Islam no radical. “Hay un Islam lleno de luz”, dijo.
Con la proyección de “La fuente de las mujeres” se cerró el concurso del Festival de Cannes.
Los miembros del jurado oficial, presidido por Roberto de Niro, debían trasladarse a una mansión en las colinas del viejo Cannes para no separarse hasta no haber decidido sobre la Palma de Oro, el Gran Premio, el Premio del jurado, los premios de interpretación masculina y femenina, la recompensa al mejor guión y a la mejor puesta en escena.
Asimismo decidirán el ganador o la ganadora de la Cámara de Oro, el premio al mejor cortometraje sin contar los eventuales premios excepcionales, que pueden ser decididos por Roberto De Niro.
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