Gobierno reconoce que miles de damnificados del 27 de febrero seguirán en mediaguas durante este invierno. Mientras que dirigentes de los campamentos esperan desesperanzados las bajas temperaturas y anuncian un posible estallido social, si es que no mejoran las condiciones.
Aunque reconocen la ayuda que ha llegado desde el Estado y que ha sido canalizada a través de los distintos municipios, miles de familias que viven en extremas condiciones de pobreza en campamentos, ven con desesperanza el invierno que se avecina.
Desde el Gobierno, el ministro de Vivienda y Urbanismo, Rodrigo Pérez Mackenna, espera que durante el primer semestre de 2012 estas condiciones desaparezcan entre las regiones de Valparaíso y el Bío-Bío, las más afectadas por el terremoto del 27/F. Pese al deseo, sabe que este invierno será difícil de enfrentar.
Por su parte, el ministro de Obras Públicas, Hernán de Solminihac, indicó que se está trabajando en un fuerte operativo para tratar de suplir todas las necesidades que se requieran.
Desde los campamentos observan con pesimismo los próximos meses. Es probable que la débil infraestructura no resista este nuevo invierno, señala Valeria Leal, presidenta del Consejo de Organizaciones Sociales de Constitución.
Mientras que para el dirigente Eduardo Ampuero, de la Red Construyamos de Concepción, los pobladores deberán enfrentar una fuerte presión psicológica, más allá de la precariedad existente.
Desde Dichato, Miguel Barría dirigente del campamento El Molino, teme que si no se resuelven rápidamente las condiciones de habitabilidad, al Gobierno se le vendrá un nuevo estallido social.
Más de 4.200 familias deberán enfrentar un invierno en precarias viviendas y bajo temperaturas mínimas más heladas que el año anterior, según pronostica la Dirección Meteorológica de Chile.