La académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello, Karen Cruz, entregó recomendaciones de cómo fomentar una sana conducta alimentaria en los preescolares.

Explicó que es precisamente en la infancia cuando se crean los hábitos alimentarios que persistirán a lo largo de la vida, por ello, es fundamental el establecimiento adecuado de los mismos.

La nutricionista advirtió que se debe tener en cuenta tres características fundamentales.

La primera es la suficiencia, en el sentido de que lo que coman cubra los requerimientos nutricionales de cada grupo de edad.

“Debe considerar además, el equilibrio, que significa mantener una proporción adecuada de los macronutrientes, en relación a su contribución al aporte calórico total. Y la alimentación debe ser variada, es decir, incorporar alimentos de todos los grupos, para permitir así la adopción de hábitos alimentarios positivos”, expresó.

Dijo que para que los niños se sientan atraídos por diferentes comidas, la especialista recomienda entregarles distintos tipos de platos con diferentes olores, sabores, consistencia e incluso colores.

“Esto contribuye a la estimulación del consumo de frutas, verduras, legumbres de manera natural, evitando la adición de sal, azúcar y derivados de ésta”, sostuvo Cruz.

Agregó que esas pautas de alimentación evitan la dependencia a los sabores dulces y la aceptación de platos con bajo contenido de sal, lo que disminuye su ingesta y previene el desarrollo de enfermedad hipertensiva.

“Es importante además, que los niños cuenten con un patrón de comidas en donde la frecuencia sea al menos de cuatro horas. Cuatro comidas al día, que corresponden a: desayuno, almuerzo, once y cena. Especial cuidado se debe tener con el desayuno, ya que está demostrado que cuando no se consume éste o es insuficiente, puede producir hipoglucemias secundarias que repercuten en el comportamiento y rendimiento”, explicó la experta.

Expresó que hoy es frecuente que los niños reciban un quinto tiempo de alimentación a media mañana, que se conoce como colación.

La especialista expresó que las colaciones no son indispensables en los preescolares; sin embargo, cuando la alimentación no permite respetar los horarios de alimentación, o si está instaurado en el jardín, puede ser conveniente incorporarlas.

Las colaciones deben ser saludables, e incluir principalmente frutas, verduras, lácteos con bajo contenido graso, cereales y líquidos sin azúcar.

“Tienen que considerar las características de los niños a esta edad y sus requerimientos de alimentación, factores que condicionan la adquisición de patrones alimentarios”, advirtió la nutricionista.

En la etapa preescolar se adquieren habilidades neuromotoras y se produce la madurez de órganos y aparatos. A los dos años ya está bien establecida la visión lo que permite una adecuada coordinación oculo-motora.

“Todas esas características fisiológicas permiten que un niño coma solo, utilice instrumentos culinarios más complejos, como tenedor, distintos tamaños de cucharas, vasos, y así consumir cualquier alimento, accediendo a la alimentación familiar”, indicó.