El cura marxista belga François Houtart, promotor de la teología de la liberación y figura del movimiento antiglobalización, reconoció haber cometido actos de pedofilia contra un menor hace 40 años, tras una denuncia, informó el miércoles el diario belga Le Soir.

François Houtart | Wikipedia

François Houtart | Wikipedia

François Houtart, de 85 años, admitió al periódico belga que él es el “canónigo A”, acusado por una de las 475 denuncias presentadas este año ante una comisión creada por la Iglesia belga para tratar casos de eclesiásticos pedófilos.

Apodado “el papa de la antiglobalización”, Houtart fue presentado por sus partidarios en octubre pasado como candidato al Premio Nobel de la Paz en 2011. La campaña a su favor se detuvo poco después.

“A. se introdujo dos veces en la habitación de mi hermano para violarlo”, explicaba la autora de la denuncia, una prima de François Houtart en cuya casa se había hospedado el cura. El niño tenían entonces 8 años, según ese testimonio.

Contactado desde Ecuador, el cura, que figura en la 12º posición en un sondeo sobre los católicos más influyentes de Bélgica, reconoció en forma parcial los hechos.

“Al atravesar la habitación de uno de los niños de la familia, toqué en efecto sus partes íntimas en dos ocasiones, lo que lo despertó y asustó”, declaró, mientras que su prima habla de “violación”.

“Evidentemente fue un acto irreflexivo e irresponsable”, admitió, asegurando no haber abusado nunca de otros menores.

La publicación en septiembre del informe de la comisión, encabezada por el psquiatra infantil Peter Adriaenssens, provocó un enorme escándalo e hizo tambalear a la Iglesia católica belga. Trece personas que sufrieron abusos se suicidaron, según el informe.

Ex profesor de la Universidad Católica de Lovaina (UCL) y experto durante el Concilio Vaticano II, François Houtart fue uno de los arquitectos del Foro Social Mundial de Porto Alegre en 2001.

En sus declaraciones, Houtart explicó también haber estado “listo para renunciar al ejercicio del sacerdocio” y a “asumir todas las consecuencias” de sus actos, hoy en día prescritos.

Un profesor del gran seminario de Lieja (sudeste) le aconsejó de todos modos, según dijo, seguir siendo sacerdote, lo que ha hecho trabajando en América Latina, Palestina y Asia.