Por grotesco y bizarro que parezca, el ADN del monarca francés Luis XVI, guillotinado en 1793, podría haber sido recuperado por un grupo de investigadores, quienes hallaron dentro de una calabaza decorada, un pañuelo impregnado de su sangre. Así lo anuncia el portal ABC

wikipedia.org

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En aquella época la muerte por decapitación era algo más que común, pero la ejecución del propio rey por el delito de traición y acusado de intentar fugarse para formar un ejército contrarrevolucionario no dejó a nadie indiferente.

Algunos, impactados por este histórico acontecimiento, decidieron impregnar sus pañuelos en la sangre del rey fallecido.

Lo increíble de esta historia, que parece mito, es que más de dos siglos después, un grupo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), encabezado por Carles Lalueza-Fox examinó la sangre de uno de estos trozos de tela y concluyó que sus “patrones genéticos podrían corresponderse con los del rey francés.”

Si están incredulos ante la posibilidad de que un pañuelo de esos años se haya conservado hasta hoy, tienen razón. Pero, lo que sí existe son restos de esta tela dentro de una calabaza, a la que habría ido a parar la sangre azul- hoy un tanto café- de Luis XVI.

A partir de esta sustancia, los expertos obtuvieron el ADN mitocondrial y el cromosoma Y del individuo, comprobando que se trata de un hombre europeo, cuyos datos genéticos son muy raros en las actuales bases de datos.

Lalueza señala que su ADN es de un raro linaje N1b, presente en apenas ¡dos europeos de un total de casi 21.000 analizados! Mientras que el Y corresponde a un linaje G2a no encontrado en ninguno de los 21.000 europeos estudiados.

Otra de las coincidencias es que, de acuerdo a los registros históricos, Luis XVI tenía los ojos azules. En tanto, los investigadores comprobaron que el individuo, cuya sangre fue hallada en la calabaza, poseía la mutación que produce ese color.

Sin embargo, no hay forma de autentificar que esta sangre efectivamente perteneció al monarca francés, pues no hay con quien compararla, al no haberse encontrado ningún pariente vivo. La única esperanza es prácticamente imposible: comparar el cromosoma Y con el perfil genético del corazón momificado atribuido a su hijo Luis XVII, que estaría guardado en la Basílica de Saint Denis en Paris. Una ilusión que los franceses difícilmente permitirían.

Una calabaza con mucha historia

CSIC

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No cualquier calabaza podría haber conservado tamaño descubrimiento. Este vegetal estuvo en una familia italiana durante más de 100 años, quienes la mantenían en una cámara acorazada, decorada con retratos de protagonistas de la revolución francesa, incluyendo al malogrado monarca francés y su esposa María Antonieta.

Por si lo anterior fuera poco, incluye un texto con la historia de un testigo de la ejecución, un tal Maximilien Bourdalue, quien habría humedecido su pañuelo en la sangre de Luis XVI, con el fin de pedir a un artista francés su decoración.