Los candidatos se lanzaron a las calles en busca de votos, a cuatro días de las elecciones presidenciales en Brasil, última posibilidad para la oposición de forzar una segunda vuelta electoral que impida la que ya parece una imparable victoria de Dilma Rousseff.

El anuncio de que la delfina de Luiz Inacio Lula da Silva perdió tres puntos en dos encuestas publicadas el martes y el miércoles cayó como una bomba entre los candidatos, que se preparan para el último debate televisado de gran audiencia, a efectuarse este jueves.

Sin embargo, Rousseff todavía tiene suficientes intenciones de voto para convertirse en la presidenta electa de Brasil, en la primera vuelta de este domingo.

Rousseff reaccionó inmediatamente visitando el martes el único lugar de Brasilia donde hay gente en la calle: la estación de autobuses, donde bebió un popular ‘cafezinho’ y pidió a los militantes que disputen “voto a voto” hasta el domingo. Este miércoles se reunió con líderes de iglesias evangélicas.

“Estoy en estado permanente de campaña, 24 horas, por el segundo turno”, anunció a su vez la candidata verde Marina Silva, la única que crece en las encuestas, que la consideran tercera con 11 a 14% de las intenciones de voto.

Ex ministra del Medio Ambiente de Lula, Silva (52 años), cuya más famosa seguidora es la supermodelo Gisele Bundchen, decidió ir el miércoles a uno de los lugares más concurridos del país: la estación Central do Brasil, en Rio de Janeiro, donde fue recibida por cientos de simpatizantes.

Silva (Partido Verde, PV) se presentó junto al aspirante a gobernador del estado de Rio de Janeiro, Fernando Gabeira, y pidió que se redoblen los esfuerzos para llegar a un balotaje: “Estamos ganando votos de indecisos y así les pido que nos ayuden a ir al segundo turno”, dijo.

“Vamos juntos, cada 1+1 voto” (cada militante, consiga un voto), pidió por su parte el candidato opositor socialdemócrata José Serra en su página de Twitter, donde sus 450.000 seguidores lo conocen como el “indormible”, porque se conecta a esta red social de madrugada.

Ex gobernador de Sao Paulo, de 68 años, Serra dejó de ganar electores y está con el 27% de las intenciones de voto. Por ello es el más interesado en un segundo turno electoral, al que concurriría con Rousseff.

Serra eligió uno de los barrios más tradicionales de la clase trabajadora de Sao Paulo, Mocca, para cerrar su campaña la noche del miércoles, con un pedido a sus seguidores para que sigan buscando votos.

“El lunes (día siguiente a la elección) nadie va a descansar. Descanso de la campaña sólo en noviembre porque todavía tenemos que trabajar mucho”, insistió Serra ante sus partidarios.

Un sondeo de la encuestadora Ibope indicó el miércoles que Rousseff se mantiene con el 50% de las intenciones de voto y dejó de caer, en tanto una encuesta del Instituto Sensus señaló que la ex ministra jefe de Gobierno de Lula, de 62 años, había perdido tres puntos en dos semanas, con 47,5%, similar al sondeo de DataFolha publicado el martes.

Pero igual Rousseff se llevaría la victoria el domingo en primera vuelta, ya que el 47,5% de las intenciones de voto se traduce en 54,7% de los votos válidos (descontados nulos y blancos) y para ganar la elección en primer turno se necesita el 50% de los votos válidos más uno.

“Para llegar a un segundo turno, Rousseff tendría que perder 6,3 millones de electores hasta el domingo, lo cual es muy improbable”, dijo Ricardo Guedes, director de Sensus.

Guedes descartó una “onda verde” con el ascenso de la ambientalista Marina Silva. “Marina está captando votos como si fuera una tercera vía, pero no lo es, los electores saben que no será presidente”, dijo.

Apadrinada por el popular Lula, Rousseff está a la cabeza de las encuestas desde hace meses. Comenzó a perder puntos después de denuncias de tráfico de influencias que derrumbaron a la ministra Jefa del gobierno de Lula, Erenice Guerra, que fue su colaboradora.