La policía británica detuvo este viernes a cinco personas en Londres bajo la sospecha de tramar un “acto de terrorismo”, relacionado con la visita del papa Benedicto XVI, que en su segunda jornada en el Reino Unido debe intentar estrechar los lazos con la Iglesia Anglicana.

Imagen | primeroscristianos.com

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Los cinco hombres de entre 26 y 50 años de edad fueron arrestados poco antes de las 06h00 de la mañana local (05h00 GMT) en un local del centro de Londres bajo la “sospecha de encargo, preparación o instigación de actos de terrorismo”, anunció la policía en un comunicado.

Scotland Yard señaló sin embargo en un comunicado que a raíz de estos arrestos revisó el dispositivo de seguridad de la visita, y que éste “sigue siendo apropiado”, por lo que “el itinerario no ha cambiado”.

El Papa, por su parte, está “tranquilo” y “confía en la policía”, declaró el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, quien señala que “la situación no es particularmente peligrosa”.

Los detenidos están siendo interrogados. Según el consejo municipal de Westminster, se trata de barrenderos que trabajan para una empresa de limpieza privada. Para la cadena de televisión Sky, son “argelinos”.

Scotland Yard no precisó en qué consistía esta amenaza, ni tampoco si estaba directamente dirigida contra el Pontífice, que tiene previstos numerosos actos cívicos y políticos en Inglaterra hasta el domingo, entre ellos dos ceremonias que deberían atraer a decenas de miles de personas.

“El itinerario no ha cambiado”, afirmó la policía, que reexaminó los planes de policía y consideró que “siguen siendo apropiados”.

El portavoz del Vaticano también indicó que “no es necesario cambiar el programa”, que en esta jornada incluye varios actos simbólicos con el líder de la Iglesia Anglicana y un discurso a la sociedad civil británica.

En un acto matutino que congregó a cerca de 5.000 jóvenes y profesores en la universidad londinense St Marys de Twickenham, Benedicto XVI llamó a los alumnos de las escuelas católicas británicas a ser los “santos del siglo XXI”.

“Cuando os invito a ser santos, os pido que no persigáis una meta limitada. Tener dinero (…) no es suficiente para hacernos felices (…) Llegar a la fama, no nos hace felices. La verdadera felicidad se encuentra en Dios”, dijo.

Los actos más importantes de esta jornada dedicada a estrechar las relaciones ecuménicas e impulsar el papel de la religión en un mundo más laico tendrán lugar durante la tarde.

Por primera vez en la historia, el Pontífice será recibido por el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, jefe espiritual de 70 millones de anglicanos en el mundo, en su residencia oficial londinense de Lambeth Palace.

Tras su encuentro privado, se reunirán con obispos de estas dos iglesias cuyas relaciones han sido históricamente tensas desde que Enrique VIII rompió con Roma y se autoproclamó jefe de la Iglesia de Inglaterra en 1534.

Las fricciones se incrementaron hace un año cuando el Papa anunció nuevas medidas para facilitar la conversión de los anglicanos descontentos con la apertura de su Iglesia.

Ambos participarán también en una velada de oración en la Abadía de Westminster a la que han sido invitados representantes de todas las iglesias cristianas presentes en el Reino Unido, el mayor evento ecuménico de la visita.

Pero las autoridades eclesiásticas otorgan también una gran importancia al discurso que Benedicto XVI pronunciará en el histórico Westminster Hall, el edificio más antiguo del parlamento británico, ante líderes del mundo de la política, la economía y la cultura, entre los que destacan los ex primeros ministros, Margaret Thatcher, Tony Blair y Gordon Brown.

El Papa se detendrá en el lugar donde Santo Tomás Moro, lord canciller de Enrique VIII, fue acusado en 1535 de alta traición por oponerse a los planes del monarca de convertirse en jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra.

“Esto nos permitirá remontarnos a las raíces más profundas de esta nación, quiénes somos y cuáles son nuestras raíces culturales, y cuán refrescante puede ser si son vistas como una fuente de inspiración por la gente hoy”, explicó el arzopispo de Westminster, Vincent Nichols.