“No habrá extensión del año escolar” . Así lo confirmaron las más altas autoridades de educación, quienes ahora deberán priorizar materias, para encontrar la solución frente a la emergencia.

El año escolar de las zonas devastadas por el terremoto y maremoto es una de las interrogantes que quedaron en el tapete. Y es que hay una meta ministerial, del 26 de abril, y a la fecha sólo el 92% de la Región del Bío-Bío está en clases.

Es decir, que a casi 2 meses de que el resto del país comenzara su trabajo en aula, 82 establecimientos, 42 mil alumnos que todavía están de vacaciones y a la expectativa.

Junto con pedir generosidad, las autoridades crearon un fondo de $2 mil millones para ayudar en la repración de los establecimientos particular subvencionados sin fines de lucro, y en el resto del sistema escolar quedan 10 días para instalar escuelas modulares, en tiendas de campaña, en buses y hasta en casas de profesores en casos excepcionales.

El tema es ¿qué va a pasar después? Porque si bien se puede cumplir con la fecha establecida, hay un tema de la preparación de los jóvenes y de la falta de hasta 2 meses de materias y el tema es que no habra extensión del año escolar.

Se habla ahora de priorizar contenidos, especialmente en el caso de los jóvenes que deben rendir la PSU.

Si las materias son calificables en relevantes o no dependiendo de una Prueba de Selección Universitaria, lo dirán los expertos. Lo que está claro es que objetivamente, los alumnos de la Región del Bío-Bío tendrán 1 y hasta 2 meses de desventaja.

Se dice que la calidad, que han planteado en varias ocasiones las autoridades de Gobierno, tiene que ver con un proceso constante y a mediano o largo plazo. Desde ese punto de vista, los estudiantes de cursos terminales han pasado a ser también circunstancia de un terremoto y su futuro, a partir de esto, consecuencia de la tragedia.