Unas treinta Damas de Blanco marcharon este jueves por La Habana entre abucheos de cientos de partidarios del gobierno cubano, cuando se cumplen los siete años del encarcelamiento de 75 familiares suyos, disidentes políticos, en lo que se bautizó como la Primavera negra.

“Hoy se cumplen siete años del encarcelamiento de nuestros familiares. No vamos a dejar de marchar suceda lo que suceda, que ellos hagan lo que quieran”, dijo Laura Pollán, líder de este grupo integrado por esposas y madres de presos políticos.

Tras asistir a una misa en una iglesia del centro, las manifestantes marcharon con flores en la mano por la ciudad por cuarto día consecutivo, y tienen previsto hacerlo tres días más.

Pollán, de 61 años, caminó con el brazo derecho en cabestrillo y un dedo de esa mano inmovilizado, resultado del enfrentamiento del miércoles con partidarios del gobierno de Raúl Castro y policías.

La víspera, en la tercera jornada de marchas, las Damas de Blanco fueron empujadas y golpeadas por partidarios del Gobierno, mientras que policías mujeres las montaron en dos ómnibus a la fuerza para evacuarlas hasta la casa de Pollán.

Lo acontecido el miércoles provocó el rechazó de Washington, que dijo estar “consternado porque una marcha pacífica fue desbaratada por las autoridades del gobierno, quienes interfirieron en el derecho de los ciudadanos cubanos a reunirse pacíficamente”, dijo el vocero del Departamento de Estado, Gordon Duguid.

“Las repudiamos porque están contra la revolución y esta revolución la vamos a defender hasta el final. Las calles de Cuba son de los revolucionarios”, explicó a la AFP Yamilé González.

“¡Es la calle de Fidel!, ¡es la calle de Fidel!”, gritaban los contramanifestantes. La policía intervino formando un cordón de seguridad en torno a las Damas.

Premio Sajarov a los Derechos Humanos del Parlamento Europeo en 2005, las Damas, que no se consideran una organización política, son los únicos disidentes en Cuba que se manifiestan habitualmente en las calles, aunque por lo general en silencio.

El gobierno las considera “punta de lanza” de la política “subversiva” de Estados Unidos contra la isla y las acusa de recibir financiamiento de Washington.

Entre las Damas de Blanco marchó Reyna Luisa Tamayo, madre de Orlando Zapata, el albañil de 42 años que murió el 23 de febrero tras dos meses y medio de huelga de hambre reclamando mejores condiciones carcelarias.

La muerte de Zapata provocó una ola de consternación internacional, y el Gobierno de la isla fue condenado por el Parlamento Europeo y por diversos gobiernos e instituciones de derechos humanos.

Tras la muerte de Zapata, el periodista y psicólogo Guillermo Fariñas inició otra huelga de hambre y sed reclamando la excarcelación de 26 presos en mal estado de salud. Su huelga de hambre cumple 22 días, siete de ellos en el hospital tras sufrir un choque hipoglucémico.

Las autoridades cubanas rechazan la críticas y denuncian “una campaña” mediática y política en su contra, que busca interrumpir proyectos en proceso en el Congreso de Estados Unidos que mejorarían las relaciones entre los dos países, según la televisión estatal.

Analistas progubernamentales dijeron también en el programa televisivo Mesa Redonda que los promotores de la “campaña” en Europa Occidental buscan sabotear las gestiones del Gobierno de España para derogar la Posición Común sobre Cuba, que mantiene la Unión Europea (UE) desde 1996.

“Ya derrotaron la posición de España porque el vendaval los empujó de nuevo a la Posición Común”, dijo una de las analistas, en referencia al acuerdo que condiciona la ayuda a Cuba a cambios democráticos y en materia de Derechos Humanos.

En América Latina la mayoría de los países han guardado silencio, o se han limitado a lamentar la muerte de Zapata, excepto México, Costa Rica y el Senado Chileno, que han manifestado su condena, mas o menos rotunda.