El tratado de desarme nuclear Start expira este sábado sin que Rusia y Estados Unidos hayan encontrado uno nuevo para remplazarlo, pese a que esta cuestión podría consolidar la mejora de sus relaciones tras la era Bush.
Los presidentes ruso y estadounidense, Dimitri Medvedev y Barack Obama, habían encargado sin embargo a sus respectivas delegaciones de hacer todo lo posible para encontrar de aquí al 5 de diciembre un nuevo acuerdo sobre el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START 1), firmado en 1991.
El portavoz de la diplomacia estadounidense, Ian Kelly, dio a entender el lunes que sería difícil conseguir un compromiso antes de la fecha límite, aún cuando los negociadores “trabajan muy duro” desde hace más de seis meses en Ginebra.
Estados Unidos “espera un proyecto de acuerdo a fines de diciembre”, explicó Kelly. En la espera, buscan una solución con Rusia para continuar asegurando lo esencial de los controles y verificaciones entre la expiración de START 1 y la entrada en vigencia de un nuevo tratado, dijo.
“Las fechas límites son por supuesto importantes, pero lo más importante es tener un buen tratado que las dos partes puedan firmar”, destacó el portavoz.
Las dos partes mostraron su optimismo desde la cumbre Medvedev-Obama de julio en Moscú, en la que 2 objetivos fueron fijados: bajar el número de cabezas nucleares en un número entre 1.500 y 1.675 (contra 2.200 al máximo según los términos del tratado START) y entre 500 y 1,100 el número de vectores nucleares (misiles intercontinentales, submarinos y bombarderos estratégicos).
La firma de un nuevo acuerdo de desarme debe simbolizar la reactivación de las relaciones entre Moscú y Washington, que se había notablemente deteriorado en los últimos meses de la presidencia de George W. Bush.
Pero las negociaciones resultaron ser más difíciles que previsto pues “los problemas son numerosos y las posiciones de las dos partes muy diferentes”, destacó el experto ruso Alexandre Konovalov, presidente del Instituto de evaluaciones estratégicas.
Por ejemplo, Estados Unidos propone “mantener e incluso aumentar el control de los misiles balísticos intercontinentales rusos, tales como Topol”, una medida a la que Moscú se opone en la medida en que Washington no tiene misiles balísticos intercontinentales móviles tierra-tierra, escribió recientemente el cotidiano ruso Komersant, citando una fuente allegada a las negociaciones.
Según el analista ruso Pavel Felgenhauer, especializado en las cuestiones de defensa, “Moscú piensa que Obama trata de firmar un acuerdo antes de recibir el Premio Nobel de la Paz el 10 de diciembre y espera concesiones”.
Sin embargo, “la administración Obama no puede hacer demasiadas concesiones a Rusia, pues ésto tendría consecuencias políticas para el presidente estadounidense”, agregó.
Globalmente, “es Rusia que tiene más quejas, debido a mayores temores”, explicó Konovalov. “Está atrasada con respecto a Estados Unidos en materia de tecnología y de cantidad. El potencial estratégico estadounidense es más variado y complicado”, destacó el analista independiente.
Según Felgenhauer, “un acuerdo está lejos de ser tan importante como lo habría sido durante la guerra fría, cuando había una carrera armamentista”.
“Hoy, los problemas de Irán y Afganistán con mucho más urgentes que las armas nucleares”, dijo, aludiendo a las preocupaciones estadounidenses.
Por otra parte, “hay importantes resistencias a un nueve acuerdo tanto de lado ruso que estadounidense”, estimó Konovalov. Así, las negociaciones podría prolongarse aún durante meses, estimó Felgenhauer.