Unas 100.000 personas abarrotaban este lunes las calles de Berlín para brindar por los 20 años de la caída del Muro, que selló el final de la Guerra Fría y permitió la reunificación de Alemania y de Europa.
La canciller alemana Ángela Merkel y sus ilustres invitados, los jefes de Estado y de gobierno de una treintena de países, cruzaron por la noche una Puerta de Brandeburgo iluminada, símbolo de la división de Berlín por donde pasaba el “Muro de la Vergüenza”, construido en 1961 para impedir que los ciudadanos de la República Democrática de Alemania (RDA) huyeran al Oeste.
Pese a la lluvia, unas 100.000 personas se agolpaban en el centro de la ciudad a lo largo de las mil fichas de un dominó gigante de poliestireno que serán derribadas para simbolizar la caída del Muro, del que sólo quedan algunos fragmentos en Berlín. La policía berlinesa no ha confirmado esta cifra.
El ex líder sindical polaco Lech Walesa y el ex dirigente húngaro Miklos Nemeth serán los encargados de hacer caer la primera ficha del dominó de 2,5 metros de alto.
Nemeth autorizó a los alemanes del Este cruzar la frontera austro-húngara, desatando un éxodo.
El 9 de noviembre de 1989, el régimen comunista de la RDA, presionado por cientos de miles de manifestantes que pedían libertad, optó por dejar viajar libremente a sus ciudadanos al extranjero.
La muchedumbre se había reunido en los pasos fronterizos del Muro. Desbordados, los guardias levantaron las barreras y los alemanes del Este y del Oeste se fundieron en abrazos, mientras los primeros martillazos rompían el Muro.
Berlín lo recordará esta noche con conciertos al aire libre, fuegos artificiales y una cadena humana, mientras los invitados de Merkel acuden a una cena de gala en la cancillería.
Horas antes, Merkel cruzó uno de los lugares simbólicos del Muro, el puente de la Bornholmer Strasse, en compañía de Walesa y del último dirigente soviético, Mijail Gorbachov.
Este antiguo paso fronterizo, uno de los primeros en abrir la noche del 9 de noviembre de 1989, estaba decorado para la ocasión con grandes fotografías en blanco y negro sobre escenas de alborozo de entonces. “¡Somos el pueblo!”, se oía de nuevo a voces, como en aquel histórico día.
“No es un día de fiesta sólo para Alemania, sino para toda Europa y para las personas que tienen más libertad, desde Rusia hasta muchas partes del mundo”, dijo la canciller.
Y agradeció “de todo corazón” a Gorbachov que hubiera “dejado que las cosas pasaran, con valentía” en 1989, sin reprimir al pueblo de la República Democrática de Alemania (RDA), ni los movimientos reformistas en otros lugares.
Saludó asimismo “el increíble aliciente” del sindicato polaco Solidaridad, el primero en desafiar el yugo comunista, en 1980.
Las celebraciones habían comenzado con un servicio religioso en la iglesia de Getsemani, símbolo de la disidencia de Berlín Este, en presencia de 700 personas.
Toda Europa se dio cita en Berlín para festejar los 20 años de la caída del Muro con los representantes de las potencias que ocuparon Alemania desde la derrota en 1945 hasta la reunificación en 1990, es decir Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña y Francia.
En Moscú, el primer ministro Vladimir Putin dijo que fue “una fecha especial” que permitió a Alemania “tachar un pasado doloroso”, pero significó para Rusia “comenzar de nuevo casi de cero, en condiciones muy difíciles”.
La secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton llamó a Europa y a Estados Unidos a hacer esfuerzos para “derribar los muros” de la intolerancia religiosa y Merkel incitó a Washington a ceder terreno a las organizaciones internacionales para crear “un orden mundial” capaz de resolver desafíos como el terrorismo.
La canciller, criada en la RDA y cuya carrera política empezó cuando cayó el Telón de Acero, recordó durante los últimos días que la caída del Muro la pilló por sorpresa: “Incluso en los años 80, nunca habría creído que el Muro caería estando yo viva”.
En la misma línea, Gorbachov afirmó en Berlín que “el canciller Kohl pensaba que no caería antes del siglo XXI. No éramos muy clarividentes