Una semana después de elegir a Rio de Janeiro, los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) deciden el viernes en Copenhague si esos Juegos de 2016 contarán con el regreso del golf y del rugby a VII al programa olímpico, tras casi un siglo de ausencia.
Fuente: Agencia AFP
Michelle Wie y Tiger Woods (en duplex desde California) por un lado y Jonah Lomu y Agustín Pichot por otro intentarán en una breve presentación convencer a los delegados que el COI y los Juegos tienen mucho que ganar invitándoles a la fiesta olímpica.
Una postura que defiende su propio presidente, Jacques Rogge, gran aficionado al rugby. “Los delegados tienen que darse cuenta de que su decisión afectará a muchos deportistas, así como al COI. Si proponemos algo es con la esperanza de que los miembros lo acepten”, decía.
Se refería a la recomendación de la comisión ejecutiva, el órgano de gobierno del COI, que decidió en agosto proponer la introducción del golf y del rugby a VII a la sesión plenaria de la institución.
Las dos disciplinas, que a principios del siglo XX fueron olímpicas durante un breve periodo de tiempo, no parten con las mismas opciones. El rugby ha recibido un gran apoyo de la comisión ejecutiva pero el golf se salvó in extremis en la cuarta ronda de la votación en la que competían otros cinco deportes: béisbol, sóftbol, patinaje sobre ruedas, karate y squash.
“Gracias al rugby los países que nunca ganan medallas olímpicas se subirán al podio… Responde a la universalidad de los Juegos Olímpicos”, decía Bernard Lapasset, presidente de la International Rugby Board (IRB).
A los partidarios del golf les cuesta más encontrar argumentos. “Sería el objetivo máximo de todos los golfistas participar en los Juegos Olímpicos”, asegura Michelle Wie, cuando las federaciones y asociaciones internacionales se han comprometido a no organizar eventos durante el periodo olímpico.
“Los tiempos han cambiado, el golf ha cambiado”, alegaba la noruega Suzann Pettersen, que defiende la candidatura en Copenhague, respondiendo a quienes lo tachan de deporte elitista.
El COI no es insensible a la lenta pero segura democratización de un deporte que va perdiendo también su imagen de deporte para gente mayor, en unos tiempos en los que la juventud centra las preocupaciones de la institución.
“No hay que subestimar el número de jóvenes golfistas”, recuerda Jacques Rogge. “Ni el impacto que la presencia de iconos de ese deporte como Tiger Woods tendría sobre la juventud”.