La Cenicienta es uno de los cuentos de hadas más populares del mundo y ha acompañado la infancia de millones de niños a través de la historia.
Sin embargo, el relato que hoy conocemos -principalmente gracias a Disney- no siempre fue así. La historia es un cuento folclórico que durante siglos fue transmitido de boca en boca, siendo adaptado a la idiosincrasia de cada pueblo, por ello existen más de 340 adaptaciones.
Aunque la trama principal sobre una joven que es maltratada por su madrastra y hermanastras permanece igual, son varios los detalles que dieron diferentes tonos al cuento, algunos de los cuales bordeaban lo macabro.
Las versiones de occidente se basan principalmente en el cuento escrito por el francés Charles Perrault en 1697, sin embargo, se dice que una de las adaptaciones más exactas es la que publicaron los hermanos Grimm en Alemania, en 1812.
Según el portal de espectáculos MoviePlot, el relato de los Grimm va así: Tras la muerte de la madre de Cenicienta, su padre -un noble acomodado- se casa con una mujer viuda, quien llega a vivir a la casa junto a sus dos hijas. A diferencia del cuento de Disney, estas mujeres son descritas como “hermosas, con caras bellas pero con corazones malvados y oscuros”.
Las nuevas integrantes de la familia desprecian a la adolescente y la obligan a realizar las tareas de la casa, le quitan todos sus vestidos y le dan harapos para que vista, además de pesados y dolorosos zapatos de madera.
El maltrato es presenciado por el padre de Cenicienta, quien en esta versión no sólo está vivo, sino que no hace nada para defenderla, al contrario, también la humilla.
En las adaptaciones de Disney, las cosas comienzan a mejorar para la adolescente gracias a la presencia de su Hada Madrina, sin embargo, en el relato de los Grimm este personaje no existe.
La poca magia que hay, proviene de un árbol que Cenicienta plantó junto a la tumba de su madre y que fue regado con sus propias lágrimas, muy al estilo de Floribella. En él se para un ave que le concede deseos.
Mientras la joven sufre por su triste vida, el rey organiza un baile que durará tres días para que su hijo, el príncipe, conozca a una mujer que pueda convertirse en su princesa. Cenicienta quiere ir a la fiesta, pero luego que su madrastra no se lo permite, le pide ayuda al ave mágica, quien hace aparecer un hermoso vestido de gala y zapatos dorados.
En la primera noche Cenicienta enamora al príncipe, sin embargo, escapa temprano para que su familia no la reconozca. En la noche siguiente, aparece aún más hermosa, pero vuelve a escapar. Finalmente, en la tercera noche, el príncipe ordena poner pegamento en las escaleras para impedir que se vaya, pero ella prefiere dejar uno de sus zapatos antes de ser descubierta.
Al día siguiente, el príncipe va en busca de la misteriosa mujer. Cuando llega a casa de Cenicienta, su padre le presenta a sus hermastras para que se prueben el zapato abandonado.
La primera en probarlo es la hermana mayor, a quien por supuesto no le quedaba el calzado, por lo que la madre le ordena que se corte los dedos del pie. Según le dice, cuando sea reina no necesitará caminar.
El príncipe que estaba en otra habitación, la ve salir con el zapato puesto, por lo que cree que ella es la elegida y se van juntos al palacio. El hombre nota su error, cuando ve a su futura esposa sangrando, por lo que la regresa a casa.
Allí, la hermana menor también intenta probarse el zapato, pero como no le entraba, y también por sugerencia de su madre, se corta el talón para hacer que calce. Nuevamente el príncipe se lleva a la hermanastra de Cenicienta, pero cuando vuelve a ver sangre en el pie de la muchacha, la regresa y pregunta si no queda nadie más en el lugar.
El padre de Cenicienta le dice que tiene otra hija, pero que es imposible que sea la elegida, pues es una sirvienta que no fue a los bailes. Pese a todo, el joven insiste en probar el zapato y se da cuenta que era ella a quien estaba buscando.
Durante el matrimonio de Cenicienta y el príncipe, las hermanastras -que también asistieron a la boda- fueron atacadas por la ave mágica que ayudó a Cenicienta. En forma de castigo por su maldad, la ave le saca los ojos a las hermanas y las condena a vivir ciegas de por vida.
Debido a lo mórbido de la historia, el relato se fue perdiendo en el tiempo y quedó totalmente olvidado cuando en 1950 Disney dio giro más romántico al cuento, incluyendo una hada madrina, ratones traviesos y eliminando al negligente padre de la joven.
