La historia de Bethany Thompson es una de las que no deberían existir. Antes de cumplir tres años, Bethany -de Ohio, EE.UU.- se enfrentó al cáncer y sobrevivió, sin embargo, no pudo ganar la pelea contra el bullying.

Cuando aún era una bebé, fue diagnosticada con un tumor cerebral que la mantuvo bajo tratamientos de radiación.Una larga compleja cirugía le permitió derrotar al cáncer, aunque quedó con una pequeña secuela que la marcaría de por vida. Su sistema nervioso se dañó, producto de ello su boca quedó torcida dando a su rostro una expresión peculiar.

Los años fueron pasando y cuando entró al colegio, los niños no tuvieron piedad con ella y la convirtieron en el centro de las burlas, según consigna el diario británico The Sun. Bethany sufrió de un intenso bullying por parte de sus compañeros de clases, quienes la molestaban constantemente debido a su sonrisa y también a su crespa cabellera.

Cansada de ello, la joven diseñó junto a sus mejores amigas varios carteles anti-bullying para ponerlos en la escuela, sin embargo, no se los permitieron pues supuestamente “no eran lo suficientemente positivos”, según le dijo uno de los administradores de la escuela.

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El 19 de octubre comenzó como cualquier otro, aunque los matones la molestaron mucho más de lo normal, ese día le dijo a su mejor amiga que ya no podía resistir. Cansada de las bromas a su costa y agotada que cada día fuera más complejo que el anterior, la niña de 12 años decidió tomar una medida radical.

“Ella le dijo que la amaba -a mi su mejor amiga- y que sería su mejor amiga por siempre, pero que iba a matarse cuando llegara a casa”, contó Wendy Feucht, la madre de Bethany.

Su padrastro dormía cuando ella regresó de clases y se fue directamente a su habitación. Tras dejar sus cosas, buscó un arma que sus padres guardaban por seguridad y se disparó.

“Creo que ella ya no soportaba más. Ella sentía que nadie podría hacer algo por ayudarla”, agregó Feucht “La gente tiene que saber que incluso las cosas más pequeñas pueden quebrar a alguien”, sentenció.

“Hay una pieza que falta, la he tenido constantemente en mi vida durante 12 años y ahora se ha ido. Nada podrá llenar ese agujero”,continuó la madre. “Ella era mi princesa, era mi niña. Para mí la vida giraba alrededor de ella”, señaló Paul Thompson, padre de la niña.

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La versión del colegio

La situación de Bethany no era desconocida para la escuela Tirad Middle School. De hecho, muchas veces había dejado constancia de los abusos, pero nadie hizo algo por ayudarla, a pesar que incluso la madre insistía en el acoso que recibía su hija.

El superintendente de la escuela Chris Piper señaló que sabía de una situación puntual que había afectado a Bethany, pero que se había resuelto. “No había evidencia de bullying este año”, agregó.

Piper también quiso dejar en claro que la política contra el bullying había cambiado y se había vuelto mucho más estricta en el establecimiento, luego que otro estudiante de 12 años se suicidara cuatro años antes.

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