Todos hemos tenido a alguien así a nuestro alrededor y muchas veces no quisimos aceptarlo. Aunque emanar desagrado, mal humor, tristeza, miedo, envidia, de vez en cuando no es tan terrible, las personas tóxicas o víricas lo hacen todo el tiempo.

“Es igual que un virus: llega, se expande, le hace sentir mal y cuando se aleja, poco a poco, usted recobra su estado natural y, con suerte, lo olvida”, señala la psicóloga Patricia Ramírez en una de sus columnas publicadas en el diario español El País.

La experta explica que el mundo está lleno de estas personas, y unas son más dañinas que otras, por lo que debes tener cuidado. A continuación te mencionamos algunas para que las detectes a tiempo.

1. Tóxicos pasivos

“En esta categoría incluyo a los victimistas, los que echan la culpa de todo su mal a los que tienen alrededor, nunca son responsables de lo malo que les ocurre porque son los demás o las circunstancias los que provocan su malestar. Si los escucha y a usted le va bien, llegará a sentirse mala persona por disfrutar de lo que los victimistas no tienen”, explica Patricia.

Este tipo de persona aprende a captar la atención usando la queja. Ellos se sienten maltratados por la vida y abandonados de la suerte y se sienten mal cuando no les das la atención que ellos creen merecer. Estas personas transmiten tristeza, frustración y apatía.

La especialista dice que a estas personas hay que decirles que les ayudarás a tomar decisiones y solucionar problemas, pero no seguirás siendo su pañuelo de lágrimas. “Estas personas se acostumbran a llamar la atención con sus desgracias, pero son incapaces de responsabilizarse y actuar porque optan por el camino fácil: llorar”, indica.

“Dígale que estará encantado de ayudarle siempre y cuando se movilice. Y si no lo hace, decida alejarse de alguien que ha tomado la decisión de ser un parásito toda la vida. No lo está abandonando, le está dando aliento para que actúe. Si decide no tomar las riendas de su vida, ser su paño de lágrimas, tampoco será una ayuda. Se gasta la misma energía quejándose que buscando soluciones. La primera opción consume y resta, y la segunda suma”, agrega Patricia.

2. Tóxicos caraduras

“Son los que siempre le pedirán favores, pero a la vez no son capaces de estar atentos a tus necesidades. No mantienen relaciones bidireccionales en las que entreguen tanto como reciben. Tiran de otros sin preguntarles si están bien, si necesitan ayuda. Son egoístas y egocéntricos, y en el momento en el que se deja de satisfacer sus necesidades comienza la crítica y el chantaje emocional”, explica la profesional.

La especialista dice que cuando estás cerca de estas personas sientes que se aprovechan o abusan de ti.

Ante quienes siempre exigen y nunca dan, sólo di no. Si no haces prevalecer tus necesidades y prioridades, ellos tampoco lo harán, comenta la experta. “Una cosa es ser solidario y otra muy distinta estar a disposición de todos y no estar nunca para uno mismo”, afirma.

3. Tóxicos criticones

“Viven de vivir la vida de otros porque no les vale con la suya. Su vida es demasiado gris, aburrida o frustrante como para hablar de ella, así que destrozan todo lo que les rodea. No esperes palabras de reconocimiento hacia los demás ni que hablen de forma positiva de nadie, porque el que a los demás les vaya bien, les potencia su frustración como personas”, dice Patricia.

Se trata de personas que no pueden ganar sin destruir a otro. Quienes rodean a estas personas sienten desesperanza, vergüenza, y hasta culpa por no compartir la crítica.

“No permita que la persona vírica criticona haga juicios de otras personas que no estén presentes. Si lo hace con otros, también lo hará cuando usted no esté presente. No entre en su juego ni se identifique con esa conducta”, asegura le experta.

Lo mejores que puedes hacer es decirle que no te gusta hablar de las personas cuando no estás presentes. Y cuando trate de contarte un rumor de alguien, dile que no tienes certeza de que sea así, señala Ramírez.

“Los rumores, la mayoría de las veces, son infundados, falsos o exagerados. Se propagan como el viento, y a pesar de que luego se compruebe que son falsos, el daño ya está hecho. Actúe como le gustaría que lo hicieran, con respeto, discreción y veracidad. Es más importante ser ético que evitar un conflicto con un criticón”, manifiesta la especialista.

Mean Girls
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4. Tóxicos desconfiados

“Están resentidos con la vida, ya sea porque no han sido capaces de gestionar la suya o porque la suerte no les ha acompañado. Anticipan que las personas son interesadas y no esperan nada bueno de ellas. Todo lo interpretan de forma negativa, a todo el mundo le ven una mala intención. Viven en un constante ataque de ira, como si el mundo les debiera algo. No soportan que otros tengan éxito, esfuerzo y fuerza de voluntad, porque estas actitudes de superación les ningunean todavía más”, señala la experta.

Si estás cerca de estas personas sentirás indefensión, inseguridad, impotencia y ansiedad.

5. Tóxicos psicópatas

“Para los que no lo sepan, no hace falta ser asesino en serie para ser un psicópata. El psicópata es aquel que inflige dolor a los demás sin sentir la menor culpabilidad, remordimiento y sin pasarlo mal. De estos hay muchos de guante blanco. Son los que humillan, faltan al respeto a propósito, pegan, amenazan y provocan que se sienta ridículo, menospreciado, y atacan la autoestima”, afirma Ramírez.

Patricia indica que hay que alejarse de estas personas porque si permites que te maltraten, con el tiempo terminarás creyendo que lo mereces. Sentirás miedo y odio a su lado.

“No permita que nadie le falte al respeto y mucho menos le maltrate ni psicológica ni físicamente. Como personas, todos merecemos un trato digno. Hágase valer. Pida ayuda”, aconseja la experta.

Como consejo final ella sugiere rodearse de personas que te quieren y te hacen sentir feliz y recargado de energías.

Pasos para liberarte de una persona tóxica

La psicoterapeuta Avril Carruthers escribió una columna en el diario electrónico estadounidense Huffington Post, donde entrega algunos consejos para eliminar el estrés que nos producen ciertas personas.

1. Identificar las relaciones que podrían ser tóxicas

Cualquier relación que te agota o estresa, y en la que sientes que no puedes elegir, puede ser tóxica. Estas relaciones se caracterizan por el chantaje emocional, la dominación de uno por sobre el otro, o una lucha tácita por el dominio.

Una o ambas partes pueden sentirse controladas, abusadas, inseguras o dar la relación por sentada. Podemos sentirnos arrastrados con juegos mentales en contra de nuestra voluntad o manipulados por el otro, sus emociones erráticas y excesivamente dramáticas.

Por ejemplo, en el trabajo podemos darnos cuenta que hemos sido hábilmente maniobrados en una situación insostenible que no previmos, tal vez incluso en algo poco ético por un jefe o colega con pocos escrúpulos. Cuando se intenta abordar los problemas, las conversaciones parecen no llegar a ninguna parte o terminan incluso peor.

2. Decidir la importancia de esta relación para ti

Aunque parece obvio alejarse de las relaciones tóxicas, no siempre es tan sencillo. Muchas veces se trata de alguien como un familiar, amigo o pareja con la que existen lazos de lealtad, trabajo o afecto de por medio.

Encuentra una manera de equilibrar lo que sientes con lo que es bueno para ti. Las razones menos saludables para mantener una relación tóxica son: la costumbre o familiaridad que tienes con la persona, porque con eso nos estamos diciendo a nosotros mismos que creemos profundamente que no merecemos la felicidad.

3. ¿Cuál es tu límite de tiempo?

La experta señala pone de ejemplo a uno de sus amigos, quien le comentaba que soportaba sólo media hora a su tía abuela sarcástica antes de que le arruinara el día. Sin embargo, él la visitaba porque era la única familia que la mujer tenía. Por ello, administraba su tiempo para verla sólo 30 minutos a la semana.

“Es una gran idea. Si has decidido quedarte en la relación por el motivo que sea, ten un límite de tiempo, pueden ser minutos o meses. Ten cuidado de no subestimar el desgaste degradante del espíritu que experimentamos en una relación tóxica. Puede tomar meses o años recuperarnos”, explica.

4. El manejo del estrés

Si trabajas en un medio laboral tóxico, del que no te puedes librar fácilmente, intenta haciendo cosas nuevas que te den un aire nuevo. Haz ejercicio, algún deporte de tu agrado o disciplina como danza, yoga, tai chi, Pilates o un pasatiempo, para eliminar el estrés físico y emocional de manera saludable.

5. Haz una autoreflexión exhaustiva

En algunos casos, puede ser que no sepamos que estamos en una relación tóxica o creemos que es la otra persona la que tiene que cambiar. Sin embargo, es importante saber que, en cierta medida, podemos estar inconscientemente contribuyendo a una dinámica de relación poco saludable a través de nuestra inseguridad o baja autoestima.

Es importante ser honesto contigo mismo, y preguntarte si tú has contribuido a la relación tóxica, ya sea siendo demasiado complaciente o porque tus emociones están muy desequilibradas o por sentirte responsable de lo que le ocurre a esa persona.

Es fundamental diferenciar cuál es nuestra responsabilidad, cuál es la suya, y qué somos aparte de la relación que tenemos.

6. Mantenerse alejado de las relaciones tóxicas

“Si has decidido que no necesitas mantener esta relación tóxica y desarrollaste un radar para detectar la toxicidad de los manipuladores encubiertos y tus súper simpáticos amigos pasivos-agresivos, felicitaciones”, señala la experta.

“Un presentimiento incómodo puede ser una señal de alerta temprana distante. Otros signos son intensas emociones reactivas o que la comunicación honesta y abierta es ineficaz. Es un fenómeno interesante que los individuos sanos no se involucran con la gente tóxica si pueden evitarlo”, comenta.

7. Mantén relaciones libres de toxicidad

Carruthers dice que la asertividad y la comunicación clara puede hacer que una relación sea más equitativa.
En este sentido, asumir la responsabilidad de la comunicación honesta y esperar respeto recíproco siempre. Si no es así, aléjate.