Hoy Piñera lidera las encuestas. Chile Vamos sacó más votos de los esperados en las primarias, más que triplicando al Frente Amplio. La Nueva Mayoría se derrumba -DC incluida- sin saber muy bien por qué. Todo favorece al empresario. En un contexto de bajo interés ciudadano, Piñera lidera la minoría electoral más grande. Lamentablemente, tal condición puede bastar para ser el próximo Presidente de Chile.

Es que no parecemos frenarlo desde las otras fuerzas. Se le lanzan insultos varios, se recuerdan sus escándalos con la Ley, hay carcajadas con las “piñericosas”, y a sus votantes se les trata de tontos e incultos. Pero no hay caso, no baja.

Atacar así no sirve. Los insultos contra Trump y sus votantes en Estados Unidos sólo los hicieron crecer. Nuestro deber como fuerzas de cambio no es insultar a la gente que pueda votarle, sino construir junto a ella. Ante el descrédito e incapacidad de la Nueva Mayoría de hacerlo, somos la única fuerza que puede -y debe- parar a la derecha.

Un aspecto crucial es la reforma educacional. La educación es muy importante en la vida de las personas, y su crisis es sabida. Tenemos un verdadero cáncer educativo, con un sistema que -a pesar de las promesas de militares y gobiernos civiles- sigue siendo injusto, impuesto, desigual y de mala calidad promedio.

Para el presente gobierno, la reforma educacional es uno de sus principales logros. Sin embargo, Piñera la ataca sin que eso le afecte en las encuestas. Al contrario. Con bombos y platillos anuncia que devolverá la “libertad” de pagar, contra la gratuidad, y eso parece hacerle sentido a muchos.

Si no encabezamos nosotros la disputa con estos valores, nadie lo hará, y retrocederemos culturalmente a una situación pre 2011. ¿Qué debe hacer el Frente Amplio?

En realidad, Piñera y su ataque a la reforma educacional es sólo posible gracias a los terribles errores de este gobierno. Recapitulemos:

Se culpó del mercado escolar y sus efectos a las personas. Con desdén, el ministro Eyzaguirre les dijo que elegían colegios por su “nombre en inglés”. Círculos oficiales llamaban a estos padres aspiracionales y arribistas. Los culpaban de la segregación, al rechazar la educación pública y no querer mezclarse socialmente.

Este gobierno hizo gárgaras con la mezcla social y la inclusión. Se apuntó con el dedo a los estudiantes del Instituto Nacional, y de otros Liceos públicos mal llamados “emblemáticos”, por su “miedo a mezclarse”. Incluso el Partido Comunista usó sus populares “chacones” para criticar a los institutanos.

Por supuesto, nunca se quiso terminar la segregación de los sectores altos. Nada se cambió en los colegios de este gobierno, los particular-pagados. Vale la pena preguntarse, ¿Con quién se mezcla Eyzaguirre? Peor aún, cuando la reforma fracasaba, se culpó a la gente por no entenderla. No sólo los chilenos eran arribistas, sino tontos. La reforma era demasiado “contracultural” para ellos.

Vistas las cosas así, es evidente que este gobierno creó las condiciones para la iniciativa de Piñera en educación. Y para su iniciativa en general. Lo único que tiene que decir el empresario es que no hará nada. Sólo dejando el cáncer educativo, tal cual está, se muestra más cercano a la gente que este gobierno.

De este modo, los planes de Piñera para “la clase media”, carentes de contenido real, resultan plausibles. Ofrecido un tratamiento fallido y caro, una aspirina parece razonable. Pero por supuesto, el cáncer sigue ahí, haciendo metástasis en el tejido social, aunque te den una píldora llamada “clase media” como ayer daban otra “vulnerable”. Con Trump pasa lo mismo, todos los problemas que él denunciaba siguen ahí. Y empeoran.

El Frente Amplio no puede cerrar filas y defender la reforma de este gobierno. Cuando la Nueva Mayoría cae en un abismo, menos razón hay. Sería un favor a Piñera, que nos atacaría tan fácil como al gobierno. Debemos tener nuestra propia estrategia. Reconociendo avances puntuales en la reforma, hay que plantear el asunto de una manera completamente diferente. Piñera, en el fondo, no dice nada. Esto hay que hacerlo visible ante la gente: Votar por Piñera es no hacer nada. Es seguir con las deudas, el agobio, la desigualdad y la injusticia. Por eso seduce tanto a un sector de la DC.

Si aplicamos sentido común, entenderemos que las personas no asisten al mercado educativo porque sean arribistas. Lo hacen porque no tienen otra opción. Porque todo lo público está hecho añicos, y para cualquier cosa hay que pagar y endeudarse. De eso no tienen la culpa los ciudadanos, la tiene la Concertación.

Esta es la oportunidad para ir a lo central, lo que la Nueva Mayoría nunca quiso. Terminar con el cáncer educativo es reconstruir una educación pública nueva y mayoritaria, que sea de calidad, colaborativa y democrática. Es ese objetivo el que enfrenta la esencia del piñerismo, ya que la derecha seguirá defendiendo el mercado y su mediocridad. Esa es la política que puede recuperar a los ciudadanos del mercado. Esa es la política que avala el mundo intelectual moderno y los países desarrollados. Esa es la política del sentido común.

No se es arribista por pagar un copago. Los padres sólo quieren, tal como todos, lo mejor para sus hijos. Fueron obligados a pagarlo. Nuestra responsabilidad no es prohibir, sino construir una educación pública que sea mejor que la particular-pagada. Una educación que respete a los profesores, y les permita hacer su trabajo en mejores condiciones. Una educación pública a la que los ministros y parlamentarios, los líderes de opinión, las figuras de todo plano y las personas común y corrientes envíen a sus hijos. Esa es la respuesta que nunca podrá dar Piñera.

La educación pública y laica es la concreción de la extendida demanda actual por libertad e igualdad. En ella nuestros hijos no serán discriminados por su identidad sexual o la forma en que conciban el amor. Las mujeres no serán educadas para reproducir el papel secundario que el patriarcado les ha dado. Es la educación la que debe terminar con nuestro anquilosado machismo.

En el caso de la educación superior, también hay que cambiar la mirada. Desde el Frente Amplio no podemos dar un cheque-gratuidad para que los jóvenes y sus familias vayan al mercado, a estudiar a instituciones de educación superior que no los ven como personas sino como ganancia. Además, ese cheque no alcanza para todos, es mentira que será universal. Los chilenos tienen derecho a un asiento gratuito en la U. de Chile, en la USACH, en la U. de Valparaíso. Tienen derecho a las universidades públicas porque para eso fueron creadas. Debemos refundarlas y expandirlas no dando cupos de equidad o caridad, sino en serio, abriéndolas de verdad.

Es importante decir a los jóvenes: no deben creer las razones que dan para excluirlos. No es el puntaje, no hay mayor diferencia entre un estudiante de 600 y 550 puntos. La razón es obligarte a ir al mercado, y hacerte sentir culpable por eso. No eres un puntaje, eres un ser humano, y tienes derechos por ser tal, no necesitas ser “vulnerable” ni tener 800 puntos. Con adecuada formación previa y trabajo, ser profesional está al alcance de todos. Claro, estudiar en la educación pública no será “gratis”. Costará mucho más sacar una carrera, pero en horas de estudio y no plata. En esfuerzo, en trabajo y en creatividad.

La derecha nunca estará de acuerdo en que la gente vaya masivamente a la U. de Chile, pues debe defender a Laureate, al negocio de la educación. Piñera nunca estará de acuerdo con una educación pública escolar de buena calidad y mayoritaria. La derecha siempre la ha resistido.

Cuando hablamos de reconstruir lo público, atacamos el corazón del mercado. Esto no es defender la “flojera”, como dice la derecha, sino al revés. Es el mercado el que ha creado una cultura de la mediocridad, de hacer todo a la rápida sin hacerlo de verdad. Ha creado una cultura de la mentira -llamada pos-verdad- que te promete todo con luces y colores para que cliquees, compres o votes, sin que pase nada al final. Como Frente Amplio, nosotros no podemos entrar en eso por votos fáciles. Hacerlo no significa ser amplios ni estar en contacto con la gente, sino sucumbir a Piñera y su cultura.

No es extraño que quienes nos llamen a defender la reforma de este gobierno sean también quienes más entienden la amplitud de ese modo, como pos-verdad. Quienes más insisten en someternos a la cultura de la NM, incluso cuando ésta se hunde. En realidad, nuestra obligación es decir la verdad. A las familias, a los jóvenes, desde el Frente Amplio les decimos: construir una nueva educación pública no será fácil ni inmediato. Pero es el único camino serio para ser un país moderno, democrático y desarrollado.

Cambia de este modo también nuestro llamado. Los necesitamos a ustedes, a quienes se dan su tiempo en leer estas letras. A diferencia de Guillier o Piñera, nosotros no pedimos sólo tu voto. A diferencia de la Nueva Mayoría, no haremos campaña del terror ni alentaremos el odio a Piñera, no pediremos tu “like” o tu clic en una “piñericosa”. Necesitamos tu creatividad y tu trabajo. Necesitamos tu compromiso.

Nunca el movimiento por la educación ni el movimiento de No + AFP han insultado a la gente ni la han mirado en menos. Esos movimientos han sido posibles porque han estado junto a los ciudadanos. Son esos movimientos, y no la decrépita Nueva Mayoría, los que de verdad han enfrentado a Piñera en su base.

Abrir de forma vinculante el Frente Amplio a esos movimientos es la única forma de enfrentar, de verdad, a la derecha. De ocupar nosotros el espacio político principal del país, hablando claro a los ciudadanos, y llamándolos a aportar con más que su voto. Desde la energía y creatividad de sus demostraciones y diversas organizaciones, construiremos la fuerza cultural y política capaz de refundar este país. Las elecciones pueden ser una oportunidad para avanzar en este sentido, tenemos una candidata formidable -Beatriz Sánchez- que sabrá llevar este mensaje a todo el país.

Por eso, lo nuestro no es reír con las “piñericosas”. Lo nuestro es construir, entre la gente y también entre sus votantes potenciales, una fuerza capaz de ganarle a él y a toda la vieja política.

Víctor Orellana.
Director Nodo XXI, vocero equipo programático de educación de Beatriz Sánchez.

Nuestra sección de OPINIÓN es un espacio abierto, por lo que el contenido vertido en esta columna es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial de BioBioChile