En abril de 2013 el país se conmocionó cuando se difundió la noticia de que un grupo, con marcados ribetes sectarios, había sacrificado a un recién nacido por considerarlo un “anticristo”. El líder era Ramón Castillo, alías Antares de la Luz, quien al momento de los hechos estaba acompañado por siete personas más, entre ellos, su colaborador más cercano, Pablo Undurraga.

Cuatro años después, el lunes 6 de marzo de 2017, los participantes del hecho conocieron su sentencia: la madre del lactante, Natalia Guerra, fue condenada a una pena efectiva de cárcel por el delito de parricidio. Lo mismo que Undurraga, quien deberá cumplir 5 años de presidio menor en su grado máximo, como autor de homicidio calificado.

Los demás imputados -David Pastén, Carolina Vargas, Josefina López, María del Pilar Álvarez y Karla Franchy- fueron condenados a tres años de presidio menor en su grado medio, en calidad de encubridores.

El tribunal desestimó problemas mentales asociados a delirios místicos, argumentando que durante el proceso muchos de ellos desarrollaron una vida normal. Incluso, dos de ellos -Pablo Undurraga y Carolina Vargas- se casaron y por estos días esperan un hijo que nacerá en el mes de junio. La noticia la detalló el abogado Jaime Undurraga, padre de Pablo, en una entrevista con la revista Sábado.

“Ellos lo buscaron, no fue un chiripazo”

Carolina y Pablo comenzaron una relación cuando estaban en la secta y el pasado mes de enero se casaron en Cachagua.

“Imagínate todo lo que superaron para tomar esa decisión. Ellos tienen una gran resilencia. Imagínate la Carola, con todas las barbaridades que Antares le hizo. Y que quieran tener una guagua y estén chochos, me parece impresionante. Ellos lo buscaron, no fue un chiripazo“, relató el padre de Pablo.

En esa línea, añadió que la principal preocupación de su hijo es que el niño nacerá cuando esté preso.

El reportaje señala que Pablo y Carolina viven en una localidad cercana a Puerto Varas, desde octubre de 2016. Ahí se dedican a la venta de muebles. Previo a eso, él tuvo algunos trabajos, los cuales siempre perdió una vez que sus compañeros se enteraban de que había sido el segundo de la secta de Colliguay.

Por último, el padre de Pablo relató que teme que su hijo vaya a la Penitenciaría. “Tú sabes lo que le hacen a la gente que ha cometido delitos como ese (…). El hecho se cometió, no cabe duda, está descrito y todo. El problema es que si tú no evalúas cómo se comete no estás haciendo justicia. Es un simple linchamiento, igual que en el oeste norteamericano”, profundizó Jaime Undurraga, revelando que su objetivo mayor es que Pablo logre reconstruir su vida.