Si bien la cantidad de incendios forestales registrados en esta temporada está por debajo de ser mayor a la histórica, es la que cuenta con niveles de destrucción jamás registrados, alcanzando más de 576 mil hectáreas (ha) quemadas.

Así detalla un informe emanado desde la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) que, además, explica que en 2015 resultaron siniestradas, producto de 6.784 incendios forestales, 42.097 ha. Cientos de miles menos que esta temporada, a pesar de los 3.193 eventos contados.

Este aumento significa un 3.725% de ha dañadas por el fuego y da cuenta de la violencia con que las llamas arrasaron con las plantaciones forestales y las localidades de la zona centro sur del país.

La peor temporada anteriormente registrada había ocurrido, justamente, en el verano de 2014 y 2015, superada con creces este 2016 y 2017.

Dirección Meteorológica de Chile
Dirección Meteorológica de Chile

De esta forma, el promedio normal de área afectada por incendios forestales rondaba entre las 58 mil ha.

Efectos de cifras históricas en la agroganadería

Otro de los puntos importantes que explicó el informe, es que enero fue el mes más cálido jamás registrado, con temperaturas que sobrepasaron los umbrales de normalidad histórica. Los termómetros en Santiago, por ejemplo, aumentaron en promedio en 2,2º C; en Curicó, 3º C;  y en Concepción, 2,2ºC.

Si la probabilidad de que se produzca un incendio forestal es mayor en tiempos de altas temperaturas y esto, evidentemente, se cumplió, ¿cuáles fueron los efectos concretos en la economía rural?

“Las plantaciones de pino y eucalipto no fueron las únicas afectadas. Las plantaciones forestales emplazadas en el secano costero e interior de la zona centro sur del país, coexisten con bosques nativos, matorrales, praderas naturales y cultivos“, detalla la DMC.

Entre las cifras de superficie quemada en la región de La Araucanía se encuentra un 18% de bosque nativo, lo que trae muerte de animales y pone en riesgo la vida de aquellos que sobrevivieron, por la falta de alimento.

Explican, además, que “los incendios provocan potenciales cambios en las características físicas y químicas de los suelos, entre los cuales se encuentran la pérdida de materia orgánica y la generación de capas hidrofóbicas”, lo que podría reducir aún más la capacidad de infiltrar agua, principal modo de abastecer el riego y el ganado.

La mayor cantidad de pérdidas de ganado se registran en las regiones del Maule y O’Higgins, especialmente en ovejas y cabras. Además, más de 100 viñas resultaron destruidas producto de las llamas.

Las abejas, el principal motor de la plantación natural, también sufrieron durante estos incendios. Muchas colmenas se quemaron, mientras que las que lograron sobrevivir, se mantienen con bajos niveles de alimento producto de la quema especies vegetales.

“En consecuencia, los incendios forestales producen pérdida de la fuente laboral, degradación ambiental y menor capacidad de los ecosistemas para sustentar las actividades productivas, todo lo cual genera una reducción de ingresos económicos de las familias que habitan el sector”, puntualizó la institución.