La anorexia es una enfermedad que no sólo acaba rápidamente con el cuerpo sino que también con cualquier sueño que una persona pueda tener. Salir de ella no es nada fácil y requiere del apoyo de la familia y de una fuerza de voluntad inquebrantable.

Todo esto lo vivió Fiona Chrystall, una joven escocesa que consiguió salir adelante. “Había veces en las que no comía ni bebía nada en todo el día”, señaló a CNN. De hecho, su alimentación se basaba en la mitad de una galleta remojada cada ocho horas.

Durante su adolescencia, Fiona llegó a pesar 30 kilos y quedó literalmente en los huesos, debiendo dejar de lado sus pasión por las artes marciales mixtas, pues no contaba con la contextura adecuada.

Su familia tuvo que llevarla en siete ocasiones a urgencias donde era forzada a alimentarse a través de un tubo que iba desde su nariz a su estómago.

Pero fue su amor a su familia y a las artes mixtas, donde la joven -hoy de 25 años- encontró su incentivo para comenzar lentamente en su recuperación. “De repente me dije: ‘No puedo hacerme esto a mí o a mi familia’. Fue un proceso muy lento con muchos altibajos. Nunca quise mejorar. Hay toda una mezcla de circunstancias mentales físicas y emocionales envueltas en esto. De por sí comer no te va a mejorar. Esto es muy difícil de entender para quien no lo ha sufrido”, reveló.

“Ahora me enfoco en ser fuerte, estar en forma y saludable, en lugar de parecer un esqueleto… Todavía tengo estos pensamientos, pero en un lugar donde puedo lógicamente luchar contra ellos“, reconoció.

Chrystall quiso compartir su historia de superación con sus seguidores de Instagram, para lo cual subió una foto donde se le ve en camino a la recuperación.

“Sean amables… Nunca le mostré a nadie la foto de la izquierda aparte de a mi familia y mis amigos cercanos. Sé que no es bonita pero sean gentiles conmigo”, comenzó.

A las 18 a mí y a mi madre nos dijeron que yo era una causa perdida. La había tenido tanto tiempo y estaba tan avanzada -la enfermedad- que probablemente sería siempre una anoréxica crónica. En ese momento me contentaba con cualquier cosa, no tenía ganas de mejorar”, escribió.

“Pero sé que a las niñas a las que se les ha dicho lo mismo tratan de hacer hasta lo imposible. En ningún momento la recuperación es irrealizable. Es posible y es maravillosa”, agregó. “Sigan luchando pequeñas guerreras”, sentenció.

Tras dar a conocer su historia, muchas personas la contactaron para dar contarle sus propias vivencias. “Hice que mucha gente me enviara fotos y donaciones. Esto es todo un poco loco, pero se trata de la conciencia sobre la enfermedad. ¡Entre más conciencia, mejor!“, señaló a CNN.