El consumo de alcohol y otras drogas entre las chilenas se ha incrementado de manera exponencial, lo que se une un nuevo fenómeno, conocido como “binge drinking“.

Este último es cuando las personas beben sólo durante los fines de semana pero en grandes cantidades, perdiendo conciencia de lo vivido. A esto se suma el alto consumo de benzodiazepinas para relajarnos y hacer frente a las múltiples exigencias de la vida diaria. ¿cuándo se transforma en una dependencia?

Según uno de los últimos estudios del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), las mujeres consumen diariamente la misma cantidad de tabaco que los hombres; del 2012 al 2014 incrementaron la ingesta de alcohol, pasando de un 32,5% a un 42,5%, y en cuanto a consumo de marihuana, disparamos la cifra de 4,4% a 8,1%.

A ello se agrega un informe de la Organización Para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) del año pasado, el cual advirtió que Chile ha alcanzado su mayor nivel de consumo de alcohol de los últimos 15 años.

En tanto, un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que el consumo per capita de América Latina alcanza los 8,4 litros al año, mientras que en Chile llegamos a 9,6 litros. En resumen, un panorama muy poco alentador respecto a nuestros “vicios”.

Y como remate a estas cifras se suma otro fenómeno en aumento, el llamado “binge drinking“, el cual se vincula con mujeres que beben sólo durante los fines de semana —pero en grandes cantidades— perdiendo conciencia de lo vivido.

Diana Kuschner, Directora de tratamientos de Centro de investigación y asistencia a las drogodependencias (CIAD), dijo que esta práctica puede ser el comienzo de un alcoholismo serio, además de llevar a la intoxicación e incluso la muerte.

La experta además indicó que si bien no se puede generalizar y encontrar una causa única en común respecto al aumento del consumo de alcohol, sobre todo en mujeres, “lo que sí se puede decir es que actualmente en nuestro país hay una mayor oferta de alcohol y siempre bajo una mirada de liviandad. Jamás dejando en claro lo perjudicial que es para la salud beber alcohol. Con este aumento de publicidad y al ser una droga legal existe una menor percepción de riesgo y es aceptada en la sociedad al beber y eso es lo malo”, señaló.

Katherine Evans | Free Images
Katherine Evans | Free Images

“De hecho hay campañas publicitaria de alcohol en horarios que ven televisión los niños. El gran problema es que no hay una percepción de riesgo al beber alcohol en nuestro país. Por otra parte, los adultos nunca debería beber delante de los niños, porque los niños creen que beber es algo normal. Y la naturalización del alcohol hace que los niños beban. El padre debe enseñar a los niños que no es normal beber alcohol”, comentó.

Consumo de alcohol problemático en mujeres

Kuschner dice que se está frente a un consumo problemático de alcohol “cuando el ser humano empieza a postergar sus funciones diarias y pierde funcionalidad. No va a trabajar porque está con resaca, prefiere salir con las amigas a tomar que estar en la casa con la familia, pasa domingos en cama por la resaca del día anterior, en vez de disfrutar en familia”, comenta.

“Por otra parte, en la sociedad actual que estamos viviendo donde la mujer quiere igualar al hombre muchas mujeres beben para comenzar a competir con el rol masculino. Y muchas otras para ser más desinhibidas sexualmente”, comenta.

Diana explica que el estrés diario que vive nuestra sociedad nos ha convertido en personas sumamente competitivas en todos los ámbitos de nuestras vidas: laboral, social, familiar, físico, libertad sexual, lo que “se libera muchas veces de esta forma inadecuada y perjudicial para la salud”.

“Las mujeres por lo general beben porque tienen alguna otra carencia que esta por debajo del alcohol. El alcohol es un depresor para el sistema nervioso que hace escapar de esa realidad”, comenta.

¿Qué hacer si me identifico con este comportamiento?

“Lo primero si hay una familia funcional es que la familia cumpla en apoyar y no negar esta enfermedad ni tampoco generar una permisividad en el consumo. La familia debe pedir ayuda a especialistas para ver el grado de consumo. El ideal es que la persona no sea internada, para evitar el fenómeno carcelario y no quietarle su funcionalidad o tareas diarias”, dice la especialista.