Hongkoneses iracundos se manifestaron este lunes en el centro de la ciudad semiautónoma contra la decisión de imponer la ley china en una parte de la estación de trenes de Hong Kong, lo que denuncian como una injerencia de Pekín.

Algunos manifestantes se enfrentaron con la policía al final de la protesta y quienes se negaron a abandonar la zona fueron evacuados por la fuerza o escoltados por guardias de seguridad, según periodistas de la AFP presentes en el lugar.

Las relaciones entre China y Hong Kong se rigen por el principio de “un país, dos sistemas” desde que Reino Unido retrocedió la ciudad a China en 1997 tras 150 años de mandato británico.

Este acuerdo garantiza a los hongkoneses derechos inexistentes en el continente, como la libertad de expresión y una justicia independiente. Pero una serie de incidentes recientes, en particular el encarcelamiento de activistas prodemocracia, suscitaron temor por la autonomía y el Estado de derecho en Hong Kong.

En este contexto, los manifestantes protestaron este lunes contra un acuerdo de “colocalización” en virtud del cual una parte de la nueva terminal ferroviaria, en pleno corazón de la ciudad, estaría sometida a la ley china a efectos de controles de inmigración.

La línea de tren de alta velocidad que une Cantón y Shenzhen -las dos megalópolis del sur de China- con Hong Kong debe inaugurarse este año. Esto conlleva la creación de una oficina conjunta de control de pasaportes, con policías y funcionarios de China popular en el recinto de la estación.

El Parlamento chino aprobó esta disposición la semana pasada. La última etapa antes de su aplicación será una votación por el consejo legislativo hongkonés, mayoritariamente favorable a Pekín.

La manifestación del lunes se detuvo ante la sede del gobierno de la ciudad, un lugar tradicional de protesta recientemente reabierto al público tras su cierre por las autoridades durante las manifestaciones de 2014.

Entre los manifestantes se encontraba Joshua Wong, de 21 años, quien había sido detenido en agosto por su papel en la “Revolución de los paraguas”, el nombre que se dio a las protestas de 2014. Está en libertad bajo fianza a la espera de su juicio en apelación contra una condena a seis meses de cárcel.

“En 2018, deseo que cada hongkonés pueda rebelarse y recuperar los valores esenciales atacados por Pekín”, declaró a la AFP.

Los manifestantes reclamaron la dimisión de la jefa del ejecutivo local, Carrie Lam.