Lo sabemos: una de las claves de las películas o series de terror, suspenso o intriga, es su musicalización. A veces sólo un buen montaje sonoro basta para tomarnos los nervios de punta e introducirnos a la trama y el miedo: sonidos metálicos, grandilocuentes, sutiles y a veces rápidos y fuertes nos van empujando a la compenetración, hasta olvidar que lo que ahí vemos, es irreal.

Lo que no sabíamos es que gran parte de ese ambiente y de las sensaciones que nos generan provienen de un mismo instrumento: el waterphone; pieza fundamental para el trabajo de sonidistas y post producción de filmes y producciones televisivas.

Se trata de un instrumento acústico atonal que, a simple vista, nos revela una curiosa forma. Está compuesto por un recipiente resonador de acero, parecido a un sartén de cocina, con un cuello cilíndrico y varillas metálicas que desde su base suben y angostan su radio. Algunos músicos, para alcanzar ciertos tonos, lo rellenan de agua antes de ejecutarlo.

Lo anterior repercute en los sonidos del waterphone: sus ondas envolventes y vibrantes son un clásico de las películas de terror, pero también en sesiones de grabación. Compositores de la talla de Tan Dan y Christopher Rouse, por su parte, son reconocidos usuarios del instrumento.

El instrumento que fue inventado y desarrollado por Richard Waters en la década del sesenta, tiene otra particularidad: puede ser tocado bajo el agua. Por lo mismo, ha sido utilizado en expediciones e investigaciones científicas para trabajar con ballenas y otros cetáceos. El compositor y artista conceptual Jim Nollman reconoció haberlo tocado en el álbum Interspecies Comunicación.

A continuación, una muestra de cómo suena el waterphone: