Tras la objeción en el nombre del movimiento Revolución Democrática para convertirse en partido político, por indicar en su nombre “acciones contrarias al orden público y a la paz social”, el presidente del Consejo Directivo del Servel, Patricio Santamaría, dijo que si rechazan la inscripción como partido tendrán que concurrir al Tribunal Calificador de Elecciones para revertir la resolución.

Con más de 3 mil adherentes y 600 militantes activos, que esperan aumentar a 10 mil antes de las elecciones municipales del 2016, el movimiento Revolución Democrática decidió convertirse en partido político, por lo que en julio pasado entregó los documentos requeridos por el Servel.

Sin embargo, dicha solicitud fue objetada debido a cláusulas constitucionales heredadas de la dictadura, específicamente en los artículos 4° y 19° número 15, al considerarse acepciones eventuales contra el orden público y la paz social, lo cual generó críticas por su risible y casi ridícula aplicación.

En ese contexto, el presidente del Consejo Directivo del Servel, Patricio Santamaría, aseguró que no se rechazó la inscripción y que sólo deben modificar las observaciones, entre las cuales está el cambio de nombre “Revolución”, por ser contrario a la estipulado en la constitución política.

Por lo anterior, Santamaría, explicó que si rechazan la inscripción como partido tendrán que concurrir al Tribunal Calificador de Elecciones para revertir la resolución.

En tanto, Giorgio Jackson, sostuvo que no existe una listado determinado con nombres para inscribir a un movimiento como partido político, por lo cual los funcionarios del Servel debieron utilizar criterios para evitar esta situación que deberá ser corregida para evitar que escale a otro nivel.

Por lo anterior, el parlamentario indicó que no cambiarán el nombre por el cual la comunidad los conoce, hace más de tres años, considerando que han participado en elecciones y continuarán haciéndolo en los próximos comicios.

Recordemos que hace unos días la Comisión de Constitución de la Cámara aprobó elevar las exigencias para constituir un partido político, desde un 0,25 por ciento a un 0,5 por ciento del electorado.