Besar es una de las acciones más románticas y expresivas que una persona puede hacer para demostrar sus sentimientos. Pero, ¿por qué el hecho de presionar los labios con los de otra persona y compartir saliva -que contiene cerca de 80 millones de bacterias- produce esa sensación de placer?

La respuesta es en parte debido a la ciencia, y también a la cultura. Científicos han estudiado la respuesta a la interrogante de por qué esta presión entre dos labios simboliza amor, deseo sexual, reverencia o incluso un simple saludo. ¿Es la naturaleza? Sí. ¿Es la crianza? También.

La verdad es que la mayoría de los seres no se besan. En el caso de los animales, sólo algunos realizan actos con sus labios, como los chimpancés. Pero no necesariamente en un contexto romántico.

Los científicos sostienen que los besos son producto de las feromonas, que básicamente son químicos que generan los animales e insectos, y que afectan al comportamiento de los de su misma especie. Actúan como informadores al sexo contrario de una relación viable. En el caso de los hamsters, las hembras producen un olor tentador para los ejemplares machos, situación similar a lo que ocurre con las arañas viuda negra. Lo que podemos ver en estos casos, es que el olor es el elemento que genera el acercamiento entre macho y hembra. Algo que no ocurre en los humanos.

Origen del acto de besar

Rafael Wlodarski, candidato a doctor en la Universidad de Oxford, y líder de una investigación que estudia las funciones del beso, aseguró al diario estadounidense The New York Times que “en muchas culturas, el acto de besar es una de las primeras oportunidades para los individuos de acercarse al sexo contrario de una forma socialmente aceptada”.

El estudio, publicado en la revista académica Archives of Sexual Behavior, señala que el beso es un acto que evolucionó desde un comportamiento de olfato, a una acción de carácter romántico. “Es difícil precisar cuando ocurrió este cambio” agregó Wlodarski.

Chad McDonald (CC) Flickr

Chad McDonald (CC) Flickr

Algunos antropólogos sostienen que el acto de besar, proviene del proceso en el que las madres alimentan a sus bebés a través de la boca, masticándoles la comida. Por su parte, algunos historiadores señalan que los besos se originaron a partir de la cultura occidental.

En el estudio, los investigadores concluyeron que el beso sirve como herramienta a los seres humanos para escoger a su pareja, de una manera inconsciente. Además, esta expresión ayuda a la unión en la pareja.

Las evidencias más antiguas acerca de los besos se encuentran en los textos de la desaparecida religión Vedica, anterior a la hinduista, situadas en el 1.500 A.C. En estos documentos, se habla de una presión entre las narices, similar al que practican los esquimales.

“Eventualmente, alguien notó que los labios eran muy sensibles, lo que le provocó placer” señaló el antropólogo Vaughn Bryant de la Universidad de Texas al portal Discovery News. De esta manera, el investigador concluye que el beso es un acto aprendido y no innato.

En la cultura griega se puede encontrar referencias a los besos, en Homero y Heródoto. Los romanos continuaron con esta influencia cultural. Pero ellos profundizaron más aún en este aspecto, al punto de distinguir entre tres tipos de besos: en la mano, en los labios y un beso apasionado.

Durante la edad media, el beso era señal de posición social e incluso era demostración de un acuerdo legal. Ya en la Revolución Industrial, el beso se convirtió en el antecesor del saludo de mano que actualmente conocemos.

No obstante. una reciente investigación de la Universidad de Nevada, publicada en la revista American Antropologist, señala que de 168 culturas estudiadas, solo el 46% practica el beso como un acto romántico. En el resto de los casos, utilizan otros gestos como demostración de afecto. Los antropólogos identificaron ciertas culturas de la África Subsahariana en la que hay ausencia total de besos.