En ocasiones la salud mental es considerada como “menos importante” que la física, sin embargo, el daño causado por una patología psicológica puede ser igual de grave que una enfermedad de carácter físico.

Parte de la población descarta ver un psicólogo al estimar que pueden enfrentar lo que les sucede en soledad, creyendo firmemente que las terapias están recomendadas para los “locos”. Lo cierto, es que quienes se sienten sanos, felices o sin problemas pueden visitar a un profesional para guiar su vida o aprender a conocerse, entre otras posibilidades.

El psicoanalista Alex Dropelmann, asegura que “en general la gente sana siempre tiene dificultades y problemas para encarar su propia vida en un aspecto o en otro”, por lo que no está demás considerar tomar una sesión.

¿Cómo ayuda un psicólogo?

Muchas personas visitan a un psicólogo porque sienten que en su vida las cosas no van bien. Tristeza, enojo constante, agresividad, melancolía, ansias, son sólo algunos de los síntomas que pueden provocar el inicio de una terapia.

Son diferentes las técnicas que se usan para identificar los problemas del paciente, que además permiten determinar la cantidad de sesiones que se efectuarán.

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Trastornos crónicos, sentimientos negativos constantes y situaciones que generan profundo dolor, como la pérdida de un ser querido, son situaciones que un psicólogo ayuda a superar y que poco a poco elimina los obstáculos “que nos impiden alcanzar nuestros objetivos”, según la American Psychological Association (APA).

Dropelmann explica que los psicólogos no hacen más felices a las personas, pero que sin duda visitar a uno ayuda a hacer mejores cosas con los problemas que se están enfrentando.

“Es importante visitar a un psicólogo porque le permite tejer una manta de mejor manera con las mismas hebras”, afirma.

En esta línea la APA señala que existen diferentes tipos de terapias, como las cognitivas-conductuales, que utilizan métodos prácticos para el tratamiento, en las que por ejemplo, se pide a la persona que enfrente sus miedos. Por otra parte están las psicoanalíticas y humanistas, que se centran en la conversación “más que en la acción”.

“No estoy seguro de ir a un psicólogo”

Por lo general, la decisión de ir a un psicólogo es subjetiva, es decir, sólo depende de la persona ya que los sentimientos no afectan a todos de la misma manera.

Es importante entender que en una terapia el paciente aprenderá a llevar una vida feliz, productiva y sana, sin embargo, deberá cooperar para obtener buenos resultados y poder analizar los aspectos que desea mejorar o encaminar hacia su futuro.

La psicóloga Javiera Troncoso explica que para comenzar sesiones con un profesional de la salud mental no es necesario tener alguna patología o trastorno, asegurando que hay personas que toman esta posibilidad como “autorrealización”.

A pesar de esta aseveración, indica que “la gente por lo general va al psicólogo porque hay un síntoma que está molestando”, y no atender estos sentimientos pueden provocar que en algún momento de la vida la persona “explote”.

De esta manera, Troncoso recomienda tomar terapias, independiente del estado de ánimo que presente el paciente.

En cuanto a un estado de felicidad constante, Alex Dropelmann señala que “si no tengo problemas, también es bueno ir (al psicólogo)”.

El profesional explica que es recomendable porque en ocasiones se descubre que se trata de situaciones de sobreadaptación, lo que provoca que una persona funcione “con un falso ser” y olvide quien desea ser.

“Yo creo que nadie puede decir que vive sin problemas”. El psicólogo y psicoanalista indica que siempre hay cosas “que no hemos mirado profundamente” y que por lo general se desconfía de las aseveraciones de felicidad o de bienestar.

“Cuando una persona dice que es tan feliz, esperamos que nos demuestren lo contrario. Siempre pensamos que vamos a encontrar otra cosa”, afirma Dropelmann.

Y es que hay quienes sostienen que la vida es un aprendizaje hasta el día en que se deja de vivir.

¿Cuándo debo ir al psicólogo?

Como bien mencionamos líneas atrás, la decisión de comenzar una terapia dependerá de la persona. Sin embargo, hay señales que alertan de que algo está mal y que se debe buscar ayuda profesional.

Según la APA, es bueno acudir al psicólogo cuando existen sentimientos abrumadores y prolongados, acciones que normalmente no se llevan a cabo, como beber alcohol exageradamente, consumir drogas o ser agresivo.

Preocupaciones excesivas, dificultad para concentrarse y la sensación de que los problemas no se solucionan a pesar de sus esfuerzos, son claros síntomas para buscar ayuda.

Dropelmann asegura que para tomar esta decisión es importante hacer un reflexión tranquila y concluir si aquello se puede solucionar o no con un psicólogo.

“En cualquier caso es recomendable si una persona estima que no anda bien”, afirma el profesional.

Es importante entender que a pesar que seamos felices, cada día enfrentamos situaciones que agobian y que no todas las personas son capaces de enfrentar por sí solas.

Los profesionales indican que ser feliz no es sinónimo de no tener problemas, por lo que acudir a un psicólogo podría funcionar como una guía para aprender a hacer frente a los inconvenientes que se suman entre la vida familiar, laboral y las presiones sociales.