El parlamento griego aprobó el viernes el tercer rescate del país, con el voto contrario de numerosos diputados de Syriza, el partido del primer ministro Alexis Tsipras, antes de pasar el examen de los países del Eurogrupo, en particular Alemania.

El texto de ley de 400 páginas, un drástico plan de austeridad, que combina medidas presupuestarias y reformas estructurales, obtuvo 222 votos a favor, 64 en contra y 11 abstenciones.

Fue aprobado gracias a los votos de la oposición ya que, nuevamente, Tsipras fracasó en el intento de obtener los votos de todos los parlamentarios de Syriza.

Según cálculos no oficiales, 47 diputados de Syriza sobre 149, incluidos el ex ministro de Finanzas Yanis Varoufakis, la presidenta del parlamento y otros dirigentes del partido, se negaron a apoyar el acuerdo de tres años pactado con los acreedores.

Según ese cálculo, 32 diputados votaron en contra, 11 se abstuvieron, tres votaron el texto en general pero se opusieron a determinados artículos y uno estuvo ausente.

Se trata de un revés interno para Tsipras que afirmó que no había “alternativa” a ese acuerdo que permite “la supervivencia del país y seguir luchando”.

El voto estaba previsto para la noche del jueves, pero finalmente tuvo lugar a las 07H00 GMT tras casi 24 horas de debate sin interrupción en comisión y en sesión plenaria.

El atraso se debió en gran parte a la guerrilla parlamentaria de la presidenta del parlamento, Zoé Constantopoulou, radicalmente opuesta al acuerdo con los acreedores, al que calificó de inconstitucional.

“Se está vendiendo cada rincón y toda la belleza de Grecia”, dijo Contantopoulou.

“El gobierno está dando las llaves a la troika, junto con la soberanía y los activos nacionales”, agregó, refiriéndose a los acreedores del país, es decir la Unión Europea, el Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).

Constantopoulou anunció que no “apoyará más” a un primer ministro que “se sumó a la cohorte de sus predecesores que aceptaron el memorándum, lanzando sus camaradas a los perros”.

Los ministros finanzas de la zona euro deben ahora dar el acuerdo político al nuevo rescate de 85.000 millones de euros.

Grecia espera con este nuevo plan el desembolso de unos 20.000 millones de euros en los próximos días.

Sin embargo, el influyente ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, anunció que tenía “preguntas para hacer” y era favorable a un simple “préstamo puente” para que Grecia pueda cumplir con un pago de 3.200 millones de euros para estudiar el acuerdo con tiempo y, sobre todo, imponer condiciones suplementarias.

Antes del voto, Alexis Tsipras advirtió contra la alternativa de un crédito puente, si no se acuerda un plan de ayuda.

Un préstamo puente como sugiere Alemania sería un “regreso a una crisis interminable”, dijo.

“Es lo que algunos buscan sistemáticamente y nosotros tenemos la responsabilidad de evitarlo, de no facilitarlo”, agregó Tsipras.

Alemania defiende que es necesario obtener más precisiones sobre de las autoridades griegas antes de dar el sí al acuerdo.

El primer ministro también pidió a otros países de la UE que rechazan esta opción, que considera que sólo alargará la “agonía” de Grecia.