El presidente estadounidense, Barack Obama, llegará la noche de este viernes a Kenia, el país de sus antepasados, en medio de drásticas medidas de seguridad por temor a los shebab, los yihadistas somalíes afiliados a Al Qaida.

Obama, que abandonó Estados Unidos pasada la medianoche a bordo del Air Force One, visita por primera vez como presidente el país de origen de su padre.

El mandatario tiene previsto pronunciar un discurso durante una cumbre internacional sobre negocios y abordar cuestiones económicas, de seguridad y de respeto de los derechos humanos con su homólogo keniano, Uhuru Kenyatta.

“África es un lugar con un dinamismo increíble, donde se encuentran algunos de los mercados que más crecen en el mundo, gente extraordinaria, de una resiliencia extraordinaria”, declaró Obama en Washington, antes de su viaje.

“Las oportunidades son extraordinarias y debemos romper los tópicos y las barreras”, añadió.

Una parte de Nairobi, la capital de Kenia, se ha blindado ante la llegada de Obama que permanecerá allí hasta el domingo por la noche, cuando se marchará hacia Etiopía.

El comandante de la policía de Nairobi, Benson Kibue, aseguró el miércoles que se desplegarán 10.000 policías en la capital, esto es, un cuarto de los efectivos del país, y que se cerrarán las principales calles de la ciudad el viernes y el sábado.

La aviación civil keniana anunció, por su parte, que se cerrará el espacio aéreo 50 minutos antes de la llegada de Obama y 40 minutos después de su partida, publicando por descuido las horas exactas de su viaje.

Los shebab somalíes, que llevaron a cabo varios ataques mortíferos en Kenia, como el que se cobró la vida de 67 personas en el centro comercial Westgate de Nairobi en 2013, son la principal fuente de preocupación para los responsables de seguridad.

La sombra de la CPI

La visita de Obama ha suscitado cierta expectación en Kenia. Kenyatta espera que ayudará al país, primera economía regional, a afirmarse como un líder continental y que permitirá mejorar una imagen empañada en los últimos años por los problemas de seguridad.

Este viernes los dos principales diarios del país compartían la misma portada “Karibu Obama” (“Bienvenido Obama” en swahili).

El periódico The Standard prometía “una recepción espectacular” para uno de los suyos, mientras que el presidente Kenyatta recordaba “los vínculos de amistad y también familiares” que unen Obama y Kenia, en una tribuna publicada por el diario Daily Nation.

El presidente estadounidense no pudo viajar antes a Kenia por la inculpación de Kenyatta por la Corte Penal Internacional (CPI) en relación con su presunto papel en las violencias postelectorales de finales de 2007 y principios de 2008.

La CPI abandonó sus acciones judiciales en diciembre porque el gobierno keniano obstaculizaba su labor, según la fiscal del tribunal.

Kenyatta aseguró que su vicepresidente, William Ruto, que también está siendo investigado por la CPI por crímenes contra la humanidad y que es abiertamente homófobo, asistirá a las reuniones del gobierno con Obama.

Los mandatarios abordarán seguramente la cuestión de los derechos de los homosexuales durante el fin de semana, aunque el presidente keniano afirmó que el tema no está “en la agenda” oficial de las conversaciones con Obama.

“El combate contra el terrorismo será el tema central. Hemos trabajado en estrecha colaboración con los servicios estadounidenses”, precisó Kenyatta, cuyo país participa en una operación militar de la Unión Africana, que ha infligido duras derrotas a los shebab.

Ante la amenaza yihadista, cientos de agentes del Servicio Secreto, la agencia encargada de la seguridad de Obama, llegaron a Kenia en las últimas semanas.

“El nivel de seguridad es asfixiante”, contó el analista Abdulahi Halaje, experto en temas de seguridad en la región.