Fiscales y políticos opositores iniciaron el miércoles una multitudinaria marcha de silencio en desafío a la presidenta Cristina Fernández, a un mes de la misteriosa muerte de un fiscal que la acusó de encubrir a ex dirgentes iraníes, sospechosos de un atentado antisemita de 1994.

Bajo una intensa lluvia, una marea de paraguas cubría a la multitud en los alrededores del Congreso de Buenos Aires, donde los seis fiscales que convocaron al homenaje a Alberto Nisman fueron recibidos con aplausos, banderas argentinas y carteles que pedía “justicia y verdad”.

La exesposa de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado y sus dos hijas de 15 y 7 años, lucían empapadas a la espera de iniciar la caminata de 1,7 km hasta la Casa de Gobierno.

Ocho de los principales precandidatos presidenciales opositores para las elecciones de octubre anunciaron acompañar a los fiscales, al igual que la dirigencia de la numerosa colectividad judía, la más importante de América Latina.

El gobierno repudió el mitin por considerarlo “golpista” y sostuvo que la denuncia de Nisman contra Kirchner es un intento de involucrar al país en el conflicto de Medio Oriente.

“Les pido que abran bien los ojos. No estoy hablando de conspiraciones, es un mundo de intereses”, dijo Cristina Fernández en un acto en cadena nacional antes de la marcha.

El origen del caso, envuelto en una maraña judicial y política, es la explosión que destruyó hace casi 21 años la mutual judeo-argentina AMIA, con un saldo de 85 muertos y 300 heridos.

Tras acusar a la Presidenta, Nisman apareció muerto en el baño de su apartamento el 18 de enero, con un disparo en la cabeza de una pistola calibre 22 prestada por un colaborador. Había una sola vaina servida en el suelo y su cadáver obstruía la puerta.

“La marcha es un catalizador de reclamos subyacentes en la sociedad, como la impunidad. El enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo y el Judicial, era preexistente, pero el caso Nisman lo ha potenciado”, dijo a la AFP Rosendo Fraga, sociólogo y director de la consultora Nueva Mayoría.

 

Varias marchas 

En otras ciudades, como Santa Fe y el balneario de Mar del Plata cientos de ciudadanos también aplaudían en plazas en solidaridad.

El mitin tuvo sus réplicas también ante la embajada argentina en España, Italia, Brasil, Francia, Australia, Israel, Chile y Uruguay.

En 2006, con apoyo del fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), Nisman acusó del atentado contra la AMIA a exfuncionarios iraníes, entre ellos al expresidente Ali Rafsanjani.

Pero en 2013, Cristina Kirchner firmó un acuerdo con Irán para crear una comisión investigadora integrada por juristas que no fuesen ni argentinos ni iraníes y sentar en el banquillo a los acusados.

El fiscal y la colectividad judía de Argentina se opusieron.

En su acusación contra Kirchner, avalada el viernes por el fiscal Gerardo Pollicita, Nisman dijo que la mandataria intentaba liberar de culpas a los iraníes a cambio de recibir petróleo, aunque el crudo de Teherán es incompatible con las refinerías argentinas.

También sostuvo que Kirchner pidió levantar los pedidos de captura internacional contra los iraníes, pero Interpol desmintió esa versión.

“No hay ninguna prueba que muestre que la presidenta o el ministro (de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman) o alguien más ofrecía impunidad a los autores del atentado”, dijo el exfiscal general de la Corte Penal Internacional (CPI) Luis Moreno Ocampo.

Aún así Moreno Ocampo consideró que se debe marchar para “que se reformulen los servicios de inteligencia, que vienen de la dictadura (1976-83) y son inaceptables en una democracia”.

 

Espías y pruebas

Las pruebas de Nisman son escuchas telefónicas realizadas por agentes de inteligencia sin permiso del juez del caso, Rodolfo Canicoba Corral, en las que un dirigente barrial kirchnerista habla de presuntos favores a iraníes con un argentino de esa colectividad en Buenos Aires.

El exjefe de servicios de inteligencia, Antonio ‘Jaime’ Stiuso, fuente de datos de Nisman, según dijo el mismo fiscal, declaró en secreto ante la fiscalía, confirmó un comunicado de la institución.

Considerado el hombre fuerte de los servicios secretos argentinos, Stiuso fue removido de su cargo en diciembre pasado y el gobierno lo señaló como el autor de la denuncia de Nisman tras la muerte del fiscal.

La opinión pública se divide entre quienes afirman que a Nisman lo mandó matar la presidenta y aquellos que dicen que esa acusación busca adelantar las elecciones.

Kirchner, una peronista de centroizquierda, atraviesa su último año en el poder tras dos mandatos consecutivos y no podrá volver a postular en las presidenciales del próximo 25 de octubre.

Juan Mabromata | AFP

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