Los ataques aéreos llevados a cabo por Irán contra el grupo Estado Islámico (EI) en Irak revelan que Estados Unidos y Teherán operan en dos zonas distantes del país para evitar cualquier confrontación, en el marco de una alianza informal y frágil contra los yihadistas.

Las recientes intervenciones iraníes en Irak apuntan a los yihadistas del EI en una zona del este iraquí, donde los estadounidenses no operan.

Éstas ocurrieron “en la provincia oriental de Diyala”, precisó un portavoz del Pentágono, Steven Warren, quien subrayó que era el primer operativo de combate de los F-4 iraníes contra el EI, de los que Washington estuviera enterado. Nosotros “no estamos activos ahí”, añadió.

Teherán por su parte no confirmó oficialmente haber llevado a cabo operativos en Irak.

Un responsable estadounidense explicó que Teherán y Washington deseaban evitar cualquier confrontación o incidente que pudiera desatar una crisis internacional o alimentar violencias sectarias. Por lo tanto se las arreglan para no entorpecer los operativos del otro país.

La coalición liderada por Estados Unidos está de hecho dispuesta a tolerar la presencia de consejeros militares y de aviones iraníes en las provincias del este y del sur de Irak, donde viven mayoritariamente chiítas.

“Hay un acuerdo tácito según el cual no vamos a operar en el mismo lugar. Y (los iraníes) no apuntan a las fuerzas estadounidenses”, explicó la fuente de defensa a AFP, bajo condición de anonimato. “Sabemos que tienen intereses en esas regiones: Irak es un vecino suyo”.

Washington también tiene la esperanza de que los ataques iraníes aumenten la presión sobre los yihadistas del grupo EI, pero el acuerdo tácito con Teherán podría diluirse.

Demostración de fuerza

“Es un equilibrio delicado”, añadió la autoridad. “Lo más importante es que los iraníes apoyen a los iraquíes de una forma que no alimente el sectarismo”.

La presencia iraní en Irak no es novedosa: Teherán envió consejeros militares a ese país desde que comenzó la ofensiva del grupo EI en el norte y el oeste en junio.

Varios agentes de las fuerzas de élite iraníes se desplazaron a Samara, Bagdad y Karbala para intentar preservar las zonas chiítas y ayudar a organizar milicias chiítas locales, explica el analista Farzin Nadimi en un informe publicado por el Washington Institute for Near East Policy.

Irán también utilizó drones de vigilancia sobre Irak, según autoridades estadounidenses. Otros observadores aseguran que son pilotos iraníes los que están al mando de los aviones rusos Sukhoi Su-25 que Teherán puso a disposición de Bagdad hace ya varios meses.

“Tienen consejeros y soldados en el terreno desde hace tiempo, y hacen volar aviones sin pilotos”, añadió la fuente del Pentágono.

Los últimos ataques aéreos ilustran el creciente involucramiento de Teherán y son asimismo una demostración de fuerza e influencia, estimó por su parte AliReza Nader, analista del grupo de reflexión RAND Corporation. “Irán no necesita llevar a cabo estos ataques aéreos, pero sus dirigentes quieren mostrar que Irán es una fuerza con la que hay que contar”.

El arreglo tácito entre los dos países le conviene a Estados Unidos. Washington es consciente de que un operativo militar abierto con Teherán no sería apoyado por aliados como Israel y otros países árabes.

Los responsables estadounidenses estiman que hay poco riesgo de que los dos países coincidan y resulten molesto el uno para el otro: “Hay muchos blancos disponibles, hay para todos”, añadió un segundo responsable del Pentágono.