El proyecto de ley que restringe el aborto en España, criticado incluso entre la derecha en el poder, pasó su primera prueba este martes en el Parlamento, que rechazó en votación secreta una moción para retirar el texto.

En total, 183 diputados votaron en contra de la moción presentada por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que exigía “la retirada inmediata” del proyecto de reforma, que sólo autoriza el aborto en caso de violación o de peligro para la salud física o psíquica de la madre. Una minoría de 151 diputados votaron a favor y seis se abstuvieron.

El proyecto de reforma, que provocó la ira de la izquierda y de las feministas en Europa desde su aprobación por el consejo de ministros a finales de diciembre, también despertó fuertes reticencias en el seno de la derecha.

El portavoz del Partido Popular (PP, derecha) del jefe del gobierno Mariano Rajoy, Alfonso Alonso, se declaró sin embargo convencido que se respetaría la disciplina de voto en las filas de su formación, quien dispone de mayoría absoluta en el Parlamento.

Una de las primeras voces disonantes en el seno de la derecha fue la de la vicepresidenta del Congreso de los Diputados, Celia Villalobos, quien pidió libertad de voto en relación a este texto.

Varios presidentes regionales del PP, como el de Extremadura (oeste), José Antonio Monago, o el de Galicia (noroeste), Alberto Núñez Feijóo, cercano a Rajoy, pidieron la suspensión del proyecto.

En las filas de la oposición, todos las formaciones salvo el partido democristiano catalán Unió Democràtica se pronunciaron a favor de la moción del PSOE.

“No vamos a parar hasta que retire la ley”, aseguró el martes el líder de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba.

“Es la ley del sufrimiento de las mujeres, no de los derechos”, lanzó el senador de ICV, pequeño partido de izquierda catalán, Joan Saura, resumiendo el sentimiento de la oposición.

“Ningún derecho es absoluto”, respondió el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, artífice del proyecto, atacado por la oposición durante una sesión de control en el Senado antes de la votación en el Congreso.

“Las mujeres tienen derechos a su dignidad, a su salud, a su salud psicológica pero que cuando ese derecho entre en conflicto con un bien jurídicamente protegido que es el naciturus (el no nacido, ndlr), el legislador tiene que resolver ese conflicto”, aseguró el ministro.

El portavoz del gobierno vasco, Josu Erkoreka, volvió a rechazar el texto como “un paso atrás”, mientras que el partido nacionalista vasco Amaiur denunció “un retroceso flagrante de 40 años”.

Numerosos profesionales rechazaron también el proyecto. Este martes, asociaciones de médicos de familia afirmaron que el aborto debe provenir de “decisiones libres de mujeres competentes, fruto de situaciones personales de gran sufrimiento, que no se pueden limitar a supuestos como malformaciones congénitas graves o peligro para la propia salud física y/o psíquica” de la mujer.

Por su parte, los obispos españoles calificaron el proyecto de “avance positivo” aunque lo consideran aún insuficiente por autorizar la interrupción del embarazo en algunos casos.

El proyecto modifica la ley del aborto aprobada en 2010 bajo el anterior gobierno socialista, que permite actualmente la interrupción voluntaria del embarazo hasta las 14 semanas a todas las mujeres y hasta las 22 semanas en caso de malformación del feto.

El nuevo texto no contempla, a diferencia de la primera ley del aborto de la democracia española, aprobada en 1985, la interrupción del embarazo en caso de malformación del feto.

Miles de personas se manifestaron en Madrid el 1 de febrero, y de nuevo el pasado sábado, contra este texto, rechazado según los sondeos por una gran mayoría de los españoles.