Los manifestantes tailandeses lanzaron la mañana del lunes su operación “parálisis” de Bangkok y ocuparon varios cruces claves de la capital, en un enésimo intento de derribar a la primera ministra Yingluck Shinawatra.

Varias decenas de miles de personas, algunas con camisetas “Bangkok shutdown” (“Parálisis de Bangkok”), participaban en el movimiento concentrado en el centro, sobre todo delante de un centro comercial incendiado durante la última gran crisis política en Tailandia, en 2010, que se saldó con más de 90 muertos.

“Llevamos adelante nuestra propia revolución popular, no instamos a nadie a dar un golpe de Estado”, aseguró al frente del cortejo el líder de los manifestantes, Suthep Thaugsuban, procesado por “homicidio” por la represión de las manifestaciones de 2010, cuando la relación de fuerzas era la inversa y se encontraba en el gobierno

Varios miles de manifestantes desfilaban agitando banderas nacionales azul-blanco-rojo, símbolo de las manifestaciones que se prolongan desde hace más de dos meses con apoyo del Partido Demócrata, el principal opositor, al que pertenece Suthep.

Las fuerzas del orden seguían jugando la carta de la permisividad, como los primeros días de la crisis hace más de dos meses, y dejaban que los manifestantes apilaran sacos de arena en ciertos cruces.

El alcance de la “operación parálisis” era difícil de evaluar la mañana del lunes. Las autoridades manejaban la cifra de 40.000 manifestantes.

Si los manifestantes del sur de Tailandia, bastión de los Demócratas, eran numerosos, la participación de los habitantes de Bangkok resultaba menos evidente.

METRO NORMAL, ESCUELAS CERRADAS

El metro funcionaba con normalidad, así como la circulación fuera de las zonas bloqueadas. Sin embargo, decenas de escuelas permanecían cerradas.

Los opositores, que estos últimos meses llegaron a ser más de 150.000 en las calles, reunían menos seguidores por el momento pero han prometido prolongar su operación hasta la “victoria”.

Las autoridades a su vez han avisado de que están dispuestas a decretar el estado de emergencia si se registran violencias en Bangkok, donde están movilizados cerca de 20.000 policías y soldados, aunque invisibles.

Por el momento, los partidarios del gobierno, llamados “camisas rojas”, no han salido a la calle con el fin de evitar las violencias que buscan sus oponentes más radicales.

Sólo los manifestantes conocidos como los “camisas blancas”, en señal de neutralidad en el antagonismo clásico entre “camisas rojas” proThaksin y “camisas amarillas” antiThaksin, se han dejado ver los últimos días para pedir a la oposición que “respete su voto”.

Los manifestantes quieren impedir las legislativas anticipadas del 2 de febrero, propuestas por Yingluck para intentar superar la crisis. Su partido, Puea Thai, se presenta como probable ganador.

Los opositores quieren sustituir el gobierno por un “conejo popular” no electo, lo que suscita dudas acerca de sus aspiraciones democráticas.