Con la experta batuta del director húngaro Zsolt Nagy la Orquesta Sinfónica de Chile ofreció el reciente fin de semana, dos veladas con obras de tres compositores clásicos de la música, Haydn, Mozart y Mendelssohn, en el Teatro Universidad de Chile. El público se deleitó con la impecable interpretación de cuerdas, maderas, bronces y percusión, conducidos por una figura de gran clase, como la del maestro europeo: sereno, seguro y gran conocedor de la programación.

Las presentación del viernes 16 y repetición del sábado 17, comenzó con la interpretación de la Sinfonía n° 6, ‘Le Matin’, de Franz Joseph Haydn, para continuar con la Sinfonía n° 38, ‘Praga’, de Wolfgang Amadeus Mozart y cerrar con la Sinfonía n° 1 de Felix Mendelssohn.

En palabras de Nagy, la sinfonía, ‘Le Matin’ (‘La Mañana’), de Haydn como #una obra temprana, de un estilo muy clásico, pero donde se aprecian rasgos del barroco como su particular expresividad”. Fue compuesta durante la primavera de 1761 y demandó gran virtuosismo al conjunto orquestal que respondió con acierto: “La Sinfonía de Haydn y los únicos tres movimientos de la Sinfonía de Mozart formaron una primera parte del programa muy compacta. ‘La Mañana’ de Haydn está compuesta como música de cámara con una gran cantidad de solos en los que los mismos músicos de la orquesta pueden ser considerados solistas y pueden mostrar su talento y técnica”, sostuvo el director húngaro.

Wolfgang Amadeus Mozart compuso en enero de 1787 la Sinfonía nº 38, ‘Praga’, que se estrenó ese mismo año con gran éxito en el Teatro de la Ópera de Praga y ha sido calificada como una pieza sobresaliente. Se caracteriza por su densidad expresiva y la complejidad formal, prevaleciendo el aspecto reflexivo e íntimo.
En la segunda parte de la programación, se ofreció La Primera Sinfonía de Mendelssohn, compuesta en 1824 cuando el autor tenía sólo 15 años de edad. Se enmarca en un estilo netamente clásico y se evidencia como una obra muy madura, pese a la juventud de su autor. “Esta sinfonía muestra un gran respeto por los vieneses clásicos y especialmente por Haydn y Beethoven, sin embargo forma parte de una nueva era estilística que tiene su propia voz”, opina Nagy.

El director concluyó que este nuevo concierto que encabezó junto a la Sinfónica, permitiró apreciar la evolución del clasicismo desde una obra temprana hasta una pieza juvenil de Mendelssohn, todavía lejana al romanticismo. “En lo personal, señaló finalmente Nagy, este segundo concierto a su cargo, le permitió conducir un programa netamente clásico después de haber abordado el fin de semana anterior, una de las obras más modernas del siglo XX como es ´La Consagración de la Primavera’, de Igor Stravinsky.